junto a Fundación Banigualdad

“Hoy me siento exitoso”: La historia de Ricardo Álvarez, el masoterapeuta no vidente que hizo despegar su negocio

La vida de Ricardo Álvarez no ha sido fácil. A los 20 años perdió la visión pero no las ganas de salir adelante. Luego de altos y bajos, el emprendedor proveniente de la Región de Coquimbo ha visto crecer su negocio gracias al apoyo de los más de 40.000 socios que forman parte de Fundación Banigualdad.
viernes 21 de junio de 2024

“Mi condición no es una dificultad, ya que estoy a la par con todos. Hoy me siento exitoso”, comenta Ricardo Álvarez cuando se refiere a su emprendimiento de masajes para promover el bienestar físico y emocional de las personas. En la actualidad cuenta con su propio espacio para trabajar, el cual le permite sacar adelante a su familia. Pero para llegar a lo que es hoy en día, tuvo muchas barreras que atravesar.

Ricardo tiene 43 años y vive en La Serena, en la Región de Coquimbo. En su juventud, amaba y respiraba por el fútbol, tanto así que dedicó sus días a entrenar y perfeccionar sus habilidades en la cancha. Sin embargo, su vida dio un giro inesperado cuando perdió la visión por un accidente cerebro vascular atribuido a un cuadro severo de estrés. La incertidumbre de comenzar a aprender a vivir nuevamente fue enorme, pero siempre vio una luz de oportunidades.

A los ocho meses un amigo le ofreció viajar a Cuba, donde podría comenzar un tratamiento experimental que podría devolverle un porcentaje de su visión. ¿El problema? Para tratarse en el sistema de salud cubano, debía demostrar que su estadía en el país sería con fines académicos o laborales. Una prima de su amigo, que era profesora de la Universidad de La Habana, le ofreció toda su ayuda para estudiar: “Ricardo, puedo grabar las clases para que tu aprendas mientras haces tu tratamiento. Sólo debes matricularte en la carrera de masoterapia”.

Sin ninguna experiencia alguna, y con el apoyo de la familia de su amigo, comenzó a estudiar mientras era atendido por los especialistas. Poco a poco, los resultados comenzaron a dar frutos: Ricardo recobró el 70% de su capacidad visual y encontró en la masoterapia un medio para subsistir ayudando a los demás a través del poder sanador del tacto.

Al llegar a Chile comenzó a hacerle masajes a sus familiares y conocidos a domicilio, y en paralelo, también contaba con otros tipos de trabajos. 17 años después, otro revés golpeó su vida cuando perdió la visión nuevamente debido a una grave influenza. Con una familia ya conformada por su esposa y cuatro hijos, sólo quedaba salir adelante con lo que tenían en Chile. Fue así como abrió sus atenciones de masajes al público y le puso todo su empeño a profesionalizar su emprendimiento.

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Transformando su vida y la de su familia

“¿Pero cómo poder llegar más lejos?”, era la pregunta que Ricardo siempre se hacía. Un día, gracias a unos amigos, llegó a Fundación Banigualdad, entidad que ofrece microcréditos y capacitaciones a emprendedores que necesiten un impulso para poder cumplir sus sueños. A través del apoyo recibido, hoy en día ha logrado profesionalizar su práctica y expandir su clientela.

"Lo más significativo que he logrado con Fundación Banigualdad es tener los recursos para poder mejorar mi emprendimiento. Puedo comprar insumos u otras herramientas que necesito. Además, recibo capacitaciones en temas como gestión de negocios, finanzas y otros", comenta Ricardo, quien también valora el espacio de socialización y apoyo mutuo con otros emprendedores.

Hoy, Ricardo se siente próspero y perseverante. Ha superado adversidades que hubieran derrotado a muchos, transformando sus desafíos en una carrera que le permite ayudar a otros. Su sueño es seguir haciendo crecer su negocio de masoterapia y sabe que junto a Fundación Banigualdad y el apoyo de sus más de 40.000 socios podrá lograrlo. "He logrado todo lo que me he propuesto. Hoy me siento exitoso", afirma.