Milton Gloria Gálvez: El esfuerzo de un pescador y empresario coquimbano

Es sin duda un hombre al que le han costado las cosas en la vida. Sin embargo, hoy puede decir que se siente realizado luego de tanto trabajo.
Milton Gloria Gálvez: El esfuerzo de un pescador y empresario coquimbano
Milton Gloria Gálvez: El esfuerzo de un pescador y empresario coquimbano
sábado 15 de marzo de 2014

El coquimbano es reconocido por ser un hombre de esfuerzo y tesón, al cual el trabajo ligado al mar marcó su existencia, sobre todo en pasadas generaciones, cuando la pesca abundaba y los negocios de la ciudad se centraban en el borde costero. En esta ambiente surgió Milton Gloria Gálvez, pescador de niñez y actual empresario, posición que ha logrado por un incansable emprendimiento en diversas etapas de su vida.

Sentados en el balcón de su hogar situado en la Parte Alta del puerto, comenzamos a saber de la historia de este hombre nacido en el seno de una humilde familia coquimbana, en el mismo sector que actualmente le cobija, un 8 de enero de 1960 y es el fiel reflejo de que en la vida se puede ser más. Comenzó sus estudios básicos en la Escuela Aníbal Pinto, siendo el tercero de ocho hermanos, que desde pequeños se dedicaron a la pesca junto a su padre, quien además les entregó la oportunidad de tener una íntegra educación escolar.

Respecto a esta etapa de su vida, Milton recuerda con emoción cómo a los ocho años ya era un trabajador más en la caleta de Coquimbo y desde su corta edad comenzó a cimentar una vida ligada a este “mundo aparte” como lo tildan los mismos pescadores. “Mi padre fue pescador toda su vida y es por ello que mis hermanos y yo trabajamos en el rubro de la pesca desde que tuvimos uso de razón, pero de todas formas él siempre se preocupó de darnos educación. 

“Comencé a trabajar con los pescadores a la edad de 8 años, donde principalmente me preocupaba de llevarles los víveres cuando salían a la pesca, de allí para delante siempre estuve ligado a la caleta de Coquimbo; eran tiempos hermosos donde la pesca abundaba y los pescadores gozaban de un buen pasar. Después me dediqué a lavar los botes cuando llegaban de la pesca, donde me hacía un dinero, ya que aseaba unas 10 de estas embarcaciones a diario. Ya cuando entré a la enseñanza media, en el liceo Industrial, trabajaba en la mañana y en la tarde estudiaba, se hizo difícil en ocasiones, pero con esfuerzo saqué mi cuarto medio con la especialidad de mecánica”.

Con su especialidad y cartón en mano, pasados los 18 años de edad, Milton Gloria decidió poner en marcha sus conocimientos, ingresando a trabajar en la empresa ex Coloso de Coquimbo por un periodo de seis años y posteriormente incursionó en el norte del país, en la ciudad de Iquique, desde donde decidió volver a la ciudad que le vio nacer, con una misión clara, emprender.

AMOR DE PUERTO
Y FAMILIA

El amor para Milton estuvo desde pequeño cerca de su hogar. Recuerda que a los 14 años pasaba rumbo al colegio cuando veía a María Salazar, quien junto a su familia habitaba en el sector de la Parte Alta. Posteriormente la vida los juntó e iniciaron una relación que culminó en matrimonio.
Respecto a esta etapa de su vida sentimental, Gloria Gálvez recuerda que ”cuando yo iba al colegio, a ella siempre la encontraba en el camino, ya que vivía en la Parte Alta y así comenzó nuestra historia de amor… que con el transcurso de los años terminó en un feliz matrimonio que seguimos compartiendo.
“Siempre hemos estado juntos y ella es parte importante de lo que hemos logrado tener y sobre todo nuestra familia, compuesta por Rodrigo, mi hijo mayor; Angélica y Alex, ambos estudiantes de enfermería; además de Milton Junior y mi ‘conchito’, la Valeska. Junto a todos ellos todo es llevadero y seguiremos avanzando”.

INTERÉS HACIA
LOS NEGOCIOS

La vida ligada al mar y a la caleta porteña sin dudas tuvo momentos de esplendor, donde familias enteras se dedicaban a la actividad pesquera conformando una verdadera cofradía, de quienes hoy quedan algunos, pero muchos han pasado a la historia o simplemente el tiempo y las nuevas generaciones optaron por otro futuro.

Rememorando estos tiempos, Milton Gloria nos relató que “recuerdo que antes existía una organización que unía a todos quienes vivían del trabajo en la caleta de Coquimbo, llamada ‘Gente Mar’, lo cual se fue perdiendo con el correr de los años, se ha perdido eso, ya que existe otra mentalidad, los niños se dedican a otros rubros y los pescadores disminuyen día a día. Así, el trabajo en otros sectores y la baja en la pesca terminó por romper la tradición familiar de los pescadores”.

En el mismo sentido, Gloria Gálvez expresó que su interés en la vida jamás estuvo marcado por el mundo de la pesca, indicando que “yo entré a trabajar a la mar, pero sinceramente no era lo que yo llevaba dentro, más bien siempre lo hice por necesidad y por ello me mantuve tanto tiempo. Eso me llevó a pensar en surgir y ser un visionario, ya que siempre quise que mis hijos no fueran pescadores, con esa idea comencé a ayudar a mis hermanos a vender productos marinos y allí comenzó el tema de los negocios, donde me dediqué al 100%”.

RUBRO GASTRONÓMICO
La caleta de Coquimbo era conocida por la venta de productos del mar de todo tipo, pero algo no existía hasta que Milton lo pensó y realizó, fue un lugar de venta de comidas, entregándole un valor agregado al lugar, que con el transcurso del tiempo se fue extendiendo.

En este contexto, se dio inicio a un proyecto para poder levantar un local de venta de comida al paso llamado “El Pionero” y su nombre avala la importancia de este, en el futuro auge gastronómico del sector. Respecto a ello, Gloria manifestó que “en el año 1982 levantaron puestos para la venta de mariscos en la caleta de Coquimbo y me propuse conseguir uno de estos lugares para la venta de comida al paso, lo cual no existía hasta entonces y con la ayuda de mi padre logré comenzar con mi negocio y así nació El Pionero, nombre que adoptó al ser el primer local de este tipo.

“Con el tiempo la gente comenzó a llegar a nuestro pequeño recinto y el negocio fue creciendo, lo cual conllevó a realizar inversiones para entregar un mejor servicio a los turistas que por esos años comenzaban a llegar en masa hasta Coquimbo, lo que perdura hasta el día de hoy. Así fuimos potenciándonos y en estos momentos ya contamos con tres restoranes para atender a público, en los que gracias a Dios nos va bien; esto es fruto del trabajo familiar que sin duda tiene un costo, pero con perseverancia y haciendo bien las cosas se puede surgir y ser más”.

TURISMO E
IDENTIDAD PIRATA

Con el fin de diversificar sus servicios en el transcurso del tiempo, Milton Gloria comienza a idear la forma de poner un sello distintivo a Coquimbo para ofrecerlo al visitante y habitante local. En esta etapa surge la idea de construir un galeón pirata para uso turístico, con un show alusivo a la época y sus personajes caracterizados trajeran a escena corsarios que tuvieron un paso por la ciudad.

Sobre esto, Milton sonríe y nos señaló que “como años antes trabajé en la mar, me hice de una embarcación en la cual nunca pude salir a la pesca, ya que era mucho el dinero a invertir para ello y los recursos comenzaban a escasear, por lo cual tuve que idear alguna utilidad. Es así como pensé en generar trabajo y dinero con esta nave, surgiendo la idea de crear un galeón pirata, ya que acá en Coquimbo no existía nada que identificara a esta ciudad con el sello que perdura de estos personajes piratas; siendo también el pionero en ello.

“Como tuvimos una buena recepción de la gente comenzamos a fabricar otra embarcación, la cual es más grande que la actual y queremos tenerla en el mar antes del mes de septiembre para esperar la nueva temporada estival. El encargado del funcionamiento de estas embarcaciones es mi hijo Milton, conocido como ‘el pirata Moro’, quien ha puesto su sello distintivo en este proyecto; es un gusto ver cómo se han dado las cosas”.

AFIANZAR LOS NEGOCIOS Y ACTUAL ETAPA DE VIDA
En un nuevo desafío, pero a la vez con el afán de ser independiente en el rubro gastronómico, ligado principalmente a la venta de productos marinos en su diversas preparaciones, la familia Gloria Salazar inicia la creación de una planta para procesar estos recursos, permitiendo diversificar una vez más los negocios. 

Sobre aquello, ‘Don Milton’, como le dicen sus cercanos, indicó que “como nosotros teníamos los restoranes y siempre siendo visionario pensé en tener un recinto para poder elaborar mi propio marisco y mi propio pescado, para así proveer de productos a mis locales y poder venderles a los otros recintos, lo que además me permitió economizar los costos. “De esa forma se inició este negocio, el cual me ha servido bastante para darme a conocer en el rubro a lo largo del país, pero todo es fruto de un arduo trabajo familiar que se ha visto recompensado”. 

Ya en una etapa más tranquila de su vida, Milton Gloria está un tanto más centrado en su familia, pero sin perder de vista los negocios. “Hoy puedo ver las cosas con un poco más de relajo, pero siempre estoy pensando en poder tener algo a futuro para mi familia y de lo cual pueda ser dueño íntegramente, ya que donde trabajo pertenece a la caleta de pescadores, la cual tiene un futuro incierto”.