Familias de regiones son las más afectadas

Centro oncológico, una de las mayores deudas en salud que sigue sin respuesta en la región

El Plan Nacional del Cáncer (2018-2028) contempla la construcción de establecimientos para cubrir atenciones en todas las regiones del país, sin embargo, desde la Sociedad Chilena de Radioterapia (SOCHIRA), afirman que no se han visto avances.
lunes 26 de febrero de 2024

Un compromiso sin cumplir que cuesta vidas. Esa es la realidad ante la falta de centros de radioterapia para atender a pacientes con cáncer, uno de los grandes problemas de salud en Chile, que, pese a las gestiones, promesas y anuncios, no se ha solucionado, generando con ello una serie de complicaciones, principalmente a familias de regiones.

La Región de Coquimbo es parte del problema. Actualmente, no existe un centro de radioterapia en la zona, siendo los más cercanos los que están ubicado en las regiones de Antofagasta y Valparaíso. Eso repercute en que, año tras año, los pacientes con cáncer y sus familias deben hacer costosos traslados para recibir tratamiento y en muchos casos, mudarse de cuidad.

Hoy, existen centros para la atención de esta enfermedad en siete regiones del país, cinco de alta complejidad y dos centros estándar, lo que llevó a la necesidad de fortalecer la red oncológica a través del Plan Nacional del Cáncer, que ampliaría la oferta para tener, al año 2028, un centro en cada región del país.

A cuatro años de cumplirse ese plazo, la presidenta de la Sociedad Chilena de Radioterapia (SOCHIRA), Claudia Carvajal, afirma a Diario El Día que “no hemos visto ningún avance”.

“Se construyó un centro más en Santiago, uno pediátrico, lo cual es una alegría, pero no viene a cumplir la promesa de cercanía a las personas de regiones diferentes a la Metropolitana. Y hay que considerar las distancias, que son enormes, a franquear por personas enfermas y muchas veces sin recursos”, advierte la especialista.

Incluso, agrega,“si sumamos a la infraestructura pública la privada, estamos al debe con muchas regiones”.

Carvajal explica que en Chile existen grandes barreras de acceso a la radioterapia.

“Al no haber centros en gran parte del territorio, los grupos intentan trabajar con lo que tienen a mano, pero hay que decir que existe una red de derivación en que aunque se deban franquear grandes distancias, la gente recibe la indicación de dónde debe ir”, profundiza.

Ahí, se presenta otro gran problema, agrega la especialista, la oportunidad. “En cáncer, esperar es darle tiempo a la enfermedad para progresar”, menciona.

De acuerdo a las cifras que maneja SOCHIRA, el cáncer en Chile tiene una incidencia de 350 pacientes por 100 mil habitantes.
Se calcula, según cifras del Censo, que con una densidad de más de 17 millones de habitantes, el país tiene más de 65 mil personas sufriendo esta enfermedad. De ellos, el 60% de los pacientes requerirá radioterapia en algún punto de su tratamiento, lo que se traduce en 36.905 personas.

En el sistema público, el 29% de las personas con requerimiento de radioterapia está recibiendo dicho tratamiento, y al agregar las cifras del sistema privado, la tasa aumenta a un 63%, por lo la cantidad de personas que no pueden recibir esta atención es alta y preocupante.

Carvajal explica que son varias las complicaciones que enfrenta un paciente con cáncer y su familia a la hora de realizar traslados para recibir atención.

Primero, menciona la posibilidad de que el equipo de salud, al ver que no está en condiciones, decida no derivarlo. Por otro lado, se corre el riesgo de que el paciente o su familia rechacen el tratamiento por no poder desplazarse.

También puede ocurrir que, aunque estén las voluntades, el traslado sea imposible por las condiciones de la persona afectada, o que el traslado sea posible, pero la familia no tenga cómo cubrir los gastos de alojamientos y alimentación en el lugar de destino.
Sobre este tema, saben en Oncomamás, corporación de familias que tienen en su núcleo a niños, niñas y adolescentes con cáncer. María Andrea Céspedes, una de sus directoras, profundiza en esta materia en conversación con El Día.

“Las familias deben dejar sus hogares y eso implica trasladarse por los meses que duren los tratamientos, que en el caso de los niños puede variar entre los 7 meses a los 2 años, y puede ser más incluso en casos más complejos. Eso significa, paran quienes obtengan cupo en casas de acogidas, asimilar un sistema de vivienda totalmente diferente a los que uno tiene en su hogar, con muchas restricciones, y en caso de no conseguir estos cupos, requiere armar un segundo hogar y pagar todos los costos de tener una segunda vivienda por no poder tener derecho a salud en donde resides”, expuso.

Según comenta Céspedes, “ambas opciones son experiencias desgastantes, especialmente porque se divide a las familias, pacientes dejan de tener contacto con los amigos y compañeros de cursos y requieren apoyo al momento de regresar a casa”.

Sumado a eso, argumenta que “existen diversos gastos que no son prestaciones médicas cubiertas en GES, o que los pacientes desconocen, y que las familias deben asumir, como por ejemplo los traslados y la salud mental que puede afectar a la familia completa”.

La directora de Oncomamás indica que la radioterapia es uno de los tratamientos que requieren muchos niños con cáncer, por lo que “sin ella, es imposible proyectar en el futuro una atención para un centro avanzado que solucione el dejar de viajar para obtener salud”.

La Dra. Carvajal sostiene que Coquimbo, “es una de las muchas regiones de Chile en donde el Estado está incumpliendo su promesa GES”, en alusión a las “cuatro garantías” que este plan establece, una de ellas, la construcción de los centros regionales.

Un factor importante, agrega la profesional, es que en Chile no existe la misma incidencia de cáncer en todas las regiones, sino que hay distintos tipos de cánceres más frecuentes dependiendo de la zona. Por esta razón, dice, “se necesita de una expertice local. Eso lo necesita la Región de Coquimbo sin duda”.

Cabe mencionar que en la zona está pendiente la concreción del nuevo Hospital de La Serena, obra que considera la instalación de una unidad para la atención del cáncer y anunciada para ser entregada en 2026. Sin embargo, las faenas se encuentran suspendidas y su construcción no ha podido comenzar, debido a incongruencias del diseño, que tiene a las autoridades aún en negociaciones con la concesionaria.

Si bien en 2023 se selló un pre-acuerdo y se proyectó el inicio de obras para el primer semestre de 2014, nada ha ocurrido y el futuro del esperado hospital se mantiene en la incertidumbre.

María Andrea Céspedes, de Oncomamás, indica que la corporación ha participado en una serie de reuniones con autoridades, recalcando que el proyecto de un centro de atención oncológica “ha sido un compromiso de varios gobiernos y por diversas circunstancias, se ha dilatado”.

En este sentido, señala que como familias que han enfrentado las complicaciones de esta enfermedad, “debemos seguir impulsando hasta que se concrete para asegurar el acceso a salud en nuestra región y para que las familias puedan ver mejoras y tener diagnósticos más oportunos y tratamientos menos invasivos y de mejor calidad”.

“Nuestra visión es que para mejorar la realidad del cáncer infanto-juvenil, se deben articular todos los esfuerzos necesarios para tener, por un lado, la infraestructura de un hospital especializado que requiere nuestra población, y a la par, el desarrollo de la tecnología e implementación del equipamiento necesario, todo esto, sin olvidar la formación del equipo humano detrás de un proyecto tan importante que vendrá a cambiar la calidad de vida de los pacientes y sus familias”, finalizó.