Vulneración de la vejez

La lucha por sobrevivir: la realidad de las personas mayores que trabajan en Coquimbo

Actualmente, miles de personas mayores se ven forzadas a trabajar, ya sea de manera formal como informal. Esta problemática es algo que se puede apreciar en las calles de las grandes urbes, como La Serena y Coquimbo.
lunes 02 de mayo de 2022

En el marco de la conmemoración de El Día del Trabajador y Trabajadora, quisimos indagar en la realidad de los miles de personas mayores que siguen trabajando en la región de Coquimbo.

De acuerdo a estadísticas del INE, en el territorio regional se registran más de 30 mil personas mayores ocupadas, de un total de 338 mil trabajadores.

Este dato fue recabado según las personas que cotizan, pero la realidad regional es otra, puesto que existen miles de adultos mayores que trabajan informalmente y no están contempladas en estos registros.

De hecho, no es preciso adentrarnos tanto en las calles de Coquimbo y La Serena para atestiguar sobre esta problemática.

Por este motivo, Diario El Día decidió salir a recorrer las calles y conocer las historias de estas personas que luchan día a día por sobrevivir.

En el trayecto, pudimos descubrir relatos conmovedores de tres adultos mayores que se ganan la vida vendiendo verduras, ropa de abrigo y libros en las calles de la ciudad porteña.

Uno de estos casos es el de Julio Alberto Jiménez, un hombre de 84 años que trabaja desde los 14 años en la calle.

Por ahora se dedica a vender ajos y cilantros en la esquina de calle Varela con Portales -frente al Unimarc de Coquimbo- y de esta forma poder pagar el arriendo de una habitación y poder comer.

“Trabajo siempre en la calle para comer y pagar el arriendo, porque me sale cien mil mensuales y no me alcanza para nada lo que gano”.

De hecho, Julio comenta que tiene que fiar los ajitos a los comerciantes de la feria, “luego reponerlos y devolverles el dinero y así sobrevivir y tener algo para comer”, expresa.

Asimismo, señala que en días buenos puede ganar 20 mil pesos y con ello “me sirve para almorzar, tomar once, el arriendo y lavar mi ropa”, finalizó Jiménez.

Por otro lado, se encuentra Eliana Prieto Peña de 66 años, quien se dedica a vender ropa de abrigo en la calle Aldunate de Coquimbo, “siempre he trabajado aquí así, porque no da para poner un local con la plata que recibo”, afirmó.

Prieto comenta que los comerciantes la ayudan a montar su puesto en la calle, “ya que no puedo caminar y estoy en silla de ruedas, pero tengo que trabajar porque tengo que comprar los remedios y pagar cuentas y no alcanza”.

La comerciante señala que “trabajo por necesidad, no por gusto y -entre lágrimas- le pide al gobierno: “que se pongan la mano en el corazón y puedan ayudar a la gente que necesita, ojalá cambie todo para los adultos y vivir mejor”.

Por último, indica que al día gana 10 mil o 20 mil pesos, “pero alcanza para comer o pagar alguna cuenta, para nada más”

Por otra parte, Mónica Maluenda Ygor de 75 años, trabaja hace más de 30 años vendiendo libros, “trabajo desde los doce años, vendía libros y ahora vendo bebidas también para poder sustentarme”.

Maluenda sostiene que trabaja por necesidad, ya que vive con su hija y cuatro nietos, “para ayudarles un poco vengo a trabajar incluso en los feriados, aunque sea para tener para el pan”.

Uno de los sueños de Mónica es poder progresar y montar un carro más equipado, “quiero progresar más, trato de juntar, pero no puedo debido a los gastos que uno tiene”, cerró.

Recordemos que en Chile, las personas mayores de 65 años reciben actualmente $185 mil pesos de la Pensión Garantizada Universal, sin embargo, este monto no alcanza para solventar todos los gastos que tiene una persona, considerando el alto valor de las cosas en el país.

En este sentido, Diego Cortés, sociólogo de la Universidad Arturo Prat explica que el rol del Estado debe ser siempre desde una mirada de bienestar y “no con políticas que solo estén focalizadas en dar solución a través de bonos o con programas que solo se realizan en ciertas zonas y con cupos limitados”

Por ende, el profesional indica que esta problemática podría mejorar con “leyes que resguarden el derecho universal en las personas mayores y que resguarden y velen por derechos básicos como una pensión digna y que esto esté acorde al costo de la vida actual”.

Al mismo tiempo, “garantizar una cobertura de salud y entrega de medicamentos de manera gratuita o de un costo menor al mercado”, agregó.

Para Cortés, lo fundamental es “vincular a las personas mayores con la sociedad, porque es evidente el abandono hacia ellos. La sociedad avanza, pero no de manera equitativa”.

De hecho, Cortés, a través de su experiencia con adultos mayores en el proyecto “Yatiri Sabios del Tamarugal”, llegó a la conclusión que la pandemia “fue un factor incidente en denostar y observar que los adultos mayores estaban abandonados, tanto al observar el aumento de vendedores ambulantes irregulares en su mayoría personas mayores, como también en la realización de trámites por falta de conocimiento para sacar un permiso temporal durante la emergencia sanitaria”.

Por ello, el sociólogo hace hincapié en potenciar el uso de herramientas digitales en adultos mayores,“es necesario fomentar y aumentar programas vinculados al uso de técnicas TICS, como también talleres que fomenten su actividad física, mental y espiritual”, cerró.