No se ven caminos de solución a los conflictos venezolanos

No sólo los altos índices delictivos abruman al país. También la inflación y el desabastecimiento
No se ven caminos de solución a los conflictos venezolanos
No se ven caminos de solución a los conflictos venezolanos
domingo 23 de febrero de 2014

Nadie en Latinoamérica y ni aun en el orbe podría hacerse a un lado de la crisis que afecta a Venezuela, donde ya las protestas, inicialmente estudiantiles, han desembocado en hechos de sangre, que ayer ya anotaban diez muertes y decenas de heridos y detenidos. 

Pero la violenta situación no sólo ha polarizado y dividido al país, sino también porque lo que está ocurriendo ha prolongado este conflicto hacia la opinión internacional, dependiendo de quien sustente las banderas de chavistas u opositores.

Tampoco nadie podría prescindir de lo que está ocurriendo al otro lado del mundo en Ucrania, donde el presidente en ejercicio, Víktor Yanukóvich, fue destituido por el Parlamento y trataba infructuosamente de salir del país, luego que los guardias fronterizos se lo impidieran.¿Por qué no puede prescindirse de lo que ocurre en la helada tierra ucraniana? Porque acá, en el caliente suelo venezolano, no son pocos los que sueñan también con una destitución “legal” de Nicolás Maduro, el heredero de Chávez.

Pero eso acá sería más dificil, si se considera que Hugo Chávez, el fallecido creador del chavismo, pensó en todo para la prolongación de su sueño bolivariano, convirtiéndose en el arquitecto de una serie de instituciones en América Latina que buscan alejar el centro de poder de Washington y colocarlo en la región, llámense ALBA, UNASUR, etc.

Para eso obviamente Chávez compró voluntades con dinero, respaldo político y, sobre todo, petróleo, del que Venezuela posee cuantiosas reservas que se estima ascienden a unos 297.000 millones de barriles, lo cual colocaría a Venezuela como el país con las mayores reservas de petróleo a nivel mundial -incluso por encima de Arabia Saudita-, aunque el 75% de esas reservas correspondería a crudo extrapesado.

Es fácil así darse cuenta de por qué el conflicto en Venezuela ha atraído la particular atención del mundo y obviamente de su vecino Estados Unidos, cuyas necesidades de petróleo por día ascienden a unos 21.000 barriles, casi un tercio de lo que consume el mundo en su globalidad (las cifras son de 2011).

Lo anterior también traduce por qué las interpretaciones “maliciosas” colocan al hidrocarburo en la raíz de varios conflictos bélicos llevados adelante por Washington y sus aliados, explicación que también sirve a los bolivarianos, que colocan como base para sus invariables argumentaciones que tras sus conflictos se encuentra el Imperio y sus agudas necesidades de combustible, desdeñando la ineficiencia que ha mostrado el gobierno de Maduro y sus asesores.

Esto, sin embargo, ya ha empezado a perder fuerza si se considera que hoy los chavistas se muestran divididos en torno a la gestión de gobierno de Nicolás Maduro, y un sector importante expresa su desagrado sobre la actuación del régimen frente al colapso de la economía y ante la ola de protestas que sacuden al país.

Encuestas y entrevistas muestran que el respaldo popular con el que cuenta Maduro es realmente muy escaso, y que una porción significativa del sector que tradicionalmente se sentía atraído por el discurso y el proyecto político del fallecido Hugo Chávez siente desconfianza del nuevo líder.
Efectivamente, el venezolano chavista está llegando a la conclusión de que el gobierno no puede satisfacer las necesidades e interpreta que no va a poder seguir proveyendo de la misma manera que lo hacía su predecesor.

Los sondeos indican que hoy sólo un 23% de los venezolanos aprueba la gestión de Maduro, que contrasta con el 44% con que empezó Maduro.

Al revés, más de un 60% se muestra expresamente en contra de la gestión del heredero de Chávez, mientras que la proporción que considera que es “regular” suma un 17%.

Mientras, el gobierno habla, entre otros, de intentos de golpe de Estado y de complots internacionales para entrenar a los vándalos. En la otra vereda, la oposición acusa a las fuerzas del orden de ser los provocadores de la violencia y de actuar bajo la tutela del gobierno de La Habana.

LOS OPOSITORES. En principio, la principal figura de la oposición era Henrique Capriles, excandidato presidencial que ahora se distanció de las iniciativas de Leopoldo López y condenó la violencia.

Capriles no considera que este sea el mejor momento para movilizaciones masivas contra el Gobierno y ha criticado los llamados de un ala de la oposición para exigir la salida anticipada del Gobierno del poder, defendiendo la opción por un “camino más largo” que evite situaciones que conduzcan a la violencia.

“Esta lucha es una resistencia, pero esta resistencia no crece si nos planteamos salidas que no nos llevan a nada”, manifestó.
Su postura menos beligerante ha ocasionado una fuerte caída en su popularidad, mientras que López empieza a perfilarse como el nuevo rostro de la oposición.

En los medios sociales hay constantes elogios para las protestas y los que exhortan a ellas, mientras reservan duras críticas contra Capriles, llegando incluso a calificarlo de traidor.

Contrariamente, en menos de una semana, Leopoldo López, de 42 años, que proviene de una familia pudiente relacionada con los negocios y el sector petrolero, que estudió economía en EE.UU. y una maestría en políticas públicas en la Universidad de Harvard es el líder del partido Voluntad Popular -definido como un “movimiento progresista” de centro izquierda- lleva tiempo siendo una espina para el gobierno y se ha convertido por obra de su radicalización política en la cabeza más visible de la oposición. Su dramática entrega a las autoridades, que lo requerían para que respondiera a diversas acusaciones, generó un interés continental en quien se ha convertido en el detenido más famoso del país. 

El fantasma de Kiev

••• Mientras ayer Nicolás Maduro señaló que Venezuela “es chavista... cueste lo que cueste la vamos a defender, apátridas y fascistas”, en el mismo acto, su esposa Cilia Flores, exprocuradora general, tomó la palabra en medio del discurso y exclamó “Venezuela no es Ucrania”, en alusión a la decisión del Parlamento de esa exrepública soviética de destituir al presidente Viktor Yanukóvich y llamar a elecciones anticipadas.

Cuatro vistas del conflicto

••• LOS QUE PROTESTAN. Lo que empezó hace poco más de una semana como una manifestación estudiantil contra la inseguridad en los estados de Táchira y Mérida originó movilizaciones a las que se unieron varios grupos políticos y otros sectores de la sociedad con resultados violentos. 

LA CAUSA DE LAS PROTESTAS. Inicialmente, las protestas fueron por la inseguridad. Pero pronto, a ello se añadieron la inflación, el desabastecimiento y aun los apagones. El país padece la más alta inflación en la región. En 2013 llegó al 56,2%. Productos básicos como la leche, el azúcar, medicamentos e incluso el papel higiénico con frecuencia no se encuentran en las tiendas.

LA VOZ DEL GOBIERNO. El presidente Nicolás Maduro afirmó que el gobierno no quiere “confrontación” y que estaban en un “combate por la defensa de la paz, de la independencia, del derecho que tiene el pueblo a existir y a vivir”. Desde fuera del palacio de Miraflores, agregó: “Nosotros no queremos confrontación, se los juro por mis hijos (...) No tengo todavía ni 10 meses gobernando (...) Ya basta de sembrar tanto odio, tanta intolerancia”.

LA VOZ DE LOS OPOSITORES. Desde el partido del detenido Leopoldo López se dijo que la orden de arresto “forma parte de un plan para criminalizar la protesta”. “Siempre que se sale a protestar por un derecho, el gobierno sale con el discurso de que ‘sufrimos un golpe de Estado’ o que ‘se está fraguando una agenda oculta para desestabilizar’”, dijo la líder estudiantil Gabriela Arellano.