Una cita con la fe y el pasado

Durante dos días los habitantes del pueblo de Almirante Latorre celebraron los 90 años de la fiesta religiosa que le permitió reencontrarse con su historia.
Una cita con la fe y el pasado
Una cita con la fe y el pasado
lunes 12 de octubre de 2015

Estaba llamada a convertirse en acontecimiento histórico y la celebración de los 90 años de la Fiesta Religiosa de Almirante Latorre cumplió con creces.
Incluso, los festejos religiosos que se iniciaron la tarde del sábado fueron presididos por el propio arzobispo de La Serena, monseñor René Rebolledo, quien quedó impresionado con el espíritu religioso de los habitantes de la localidad rural serenense.
La importancia de la festividad se notaba en las calles. El Centro de Hijos y Amigos de Almirante Latorre que organizó la actividad, nada dejó al azar. En cada puerta había un símbolo religioso que testimoniaba el hito de las nueve décadas de la fiesta y en el término hubo globos blancos. De la misma manera el pueblo respondió. Desde el jueves 9 de octubre habían comenzado a llegar las familias al pueblo para reencontrarse con su pasado. Un equipo periodístico de diario El Día estuvo en los principales pasajes del evento que culminó con la procesión principal por las calles del pueblo ayer domingo.
Las familias cumplieron la tradición religiosa que se viene desarrollando desde 1925, aunque la mayoría coincidió que nada es lo mismo sin el ferrocarril.

VALORANDO EL PASADO.- Monseñor René Rebolledo se dio tiempo para compartir con los fieles y recorrer las calles de la localidad. “Había recibido antecedentes que era un lugar muy concurrido, pero nunca me imaginé que venía tanta gente”, destacó a El Día, luego del término de la homilía y posterior procesión nocturna por el pueblo.
Pero, no sólo eso, también valoró el reconocimiento que poseen los vecinos por la historia de la iglesia y del propio pueblo. “He percibido un amor grande por la santísima virgen y por Santa Teresita de Jesús, me ha impactado mucho. Es hermoso que ellos reconozcan la trayectoria de sus padres, abuelos y bisaabuelos, de sus antepasados y que tengan un respeto grande por el cementerio, por el pueblo mismo y un cariño muy especial por el templo y esta celebración quedará grabada como parte de la historia”. Pedro Piñones, presidente del Centro de Hijos y Amigos de Almirante Latorre estaca la emotividad y el simbolismo de las actividades previas a la procesión oficial. “Es más familiar, tradicional, por ejemplo con el uso de los faroles que en algunos casos son los mismos que partieron con la iglesia y otros se han ido restaurando”.
Frente al pueblo destaca una gruta que se construyó en la misma fecha en que se levantó la iglesia . “Todo tiene una historia y tradición. La emoción es grande porque han vuelto generaciones”.