"La Serena me debe un homenaje"

El pintoresco entrenador se formó en CD La Serena, donde debutó el 1958. Jugó durante ocho temporadas y aún le duele que desde el club jamás lo llamaron para hacerle un humilde obsequio.
“La Serena me debe un homenaje”
“La Serena me debe un homenaje”
Hernán Godoy, el “Clavo”, o “Clavito”, a esta altura, no parece haber cambiado mucho desde sus días de plenitud, en los años cincuenta, cuando llegó desde su natal Vallenar a la ciudad de La Serena a estudiar. Porque a eso llegó Hernán Godoy a la ciudad de los campanarios, de la papaya: a estudiar. Su madre, con parentesco con Gabriela Mistral -su abuela era prima hermana de la poetisa- lo mandó cascando cuando tenía 16 años para que fuera alguien en la vida. No quería verlo todo el día en la calle, con los amigos, jugando a la pelota –hecha de trapo- en las polvorientas calles del poblado de San Félix -localidad en la comuna de Alto del Carmen, Provincia de Huasco- como si el mundo se fuera a acabar. Porque Hernancito, como le decía su madre, era potrero, puro barrio, en un tiempo, en los años 50, en el que todos jugaban contra la raya, las medias abajo...Pichanga pura.
“Que le iba a decir que no a madre, si en esos tiempos una mirada nomás y había que hacer caso. No quedaba otra. Así que me vine a La Serena, nomás. Pero cuando arreglé mis cosas igual, escondido, guardé mis zapatos de fútbol con puente que eran para jugar en cancha de tierra. Tenía 16 años y un día salí a jugar con los niños del internado a unas canchas que estaban cerca. El inspector fue mi apoderado y me tenía muy buena. Recuerdo que salía a jugar y en una de esas tantas pichangas me vio el famoso Peter Strun, que era alemán y veedor. Recorría las canchas, el barrio. Se paseaba mucho por La Antena. Me vio y me dijo que si me gustaría probarme en Deportes La Serena, pero que era complicado, porque estaba en el internado. Pero igual nomás me fui a probar, fue un día jueves, pero me andaba cayendo con los zapatos con puente. Había muchos jugadores buenos, que venían de abajo, como el “Negro” Ahumada... Anduve bien y me citaron a entrenar a la semana siguiente, donde jugábamos con la Universidad Católica, con el primer equipo. Si Carlos Verdejo me agarró buena y me pasó unos zapatos, ya que los míos eran para la tierra solamente. Y me dijeron que me quedara. Así partió mi carrera en el fútbol y en Deportes La Serena, donde jugué ocho años. Entregué todo en el equipo”, cuenta desde el teléfono, desde Santiago, en su hogar, viendo fútbol por la televisión, pero extrañando hasta morir el camarín y la pizarra, su famosa y querida pizarra, el popular Hernán “Clavito” Godoy, que desde su infancia mostró que el fútbol era barrio, “para los vivos”, como en más de una ocasión les dijo a los medios de comunicación, provocando risas, pero también molestia, claro, entre los eruditos. Pero no le importaba. Él siempre es así
Porque desde 1958, año que debutó en el conjunto granate, que el “Clavito” jugaba como lo había aprendido en la calle de tierra, con sus amigos y alguno que otro enemigo que le tenía declarada la guerra. En la cancha, que era potrero, barro, saldaban cuentas pendientes, pero la lucha era por el balón. Sin patadas ni combos. Esos eran los códigos de su barrio, eran los códigos del “Clavito”, los que instauró desde un comienzo en el granate, donde ya a la semana de su llegada estaba debutando contra San Luis, “donde les hice como tres goles y Andrés Prieto, que me vio jugar, me dijo que si me quería ir para cualquier lado, él me iba a llevar. Pero yo era feliz jugando, nada más. Pero mientras tanto, también tenía que seguir estudiando y cuando terminé el Internado me fui a la Preparatoria donde estudié pedagogía en francés, ya que en ese tiempo era muy difícil estudiar en la Universidad de Chile y en la Universidad Católica. Tenía que sacar el tremendo puntaje, así que entré nomás a estudiar francés, pues en ese tiempo tenía el sueño de viajar, de conocer el mundo”.
 
REBELDE. En La Serena, donde compartió camarín con Carlos Verdejo, Gregorio Vilches y José Sulantay, uno de sus grandes amigos en el fútbol, entre otros jugadores en sus ocho años en el club, el “Clavito”, fiel a su espíritu indomable, decidió partir. Ya no más. Se aburrió. “Me puse rebelde porque me pagaban poco. Así que dije que no jugaba más por esa plata. Antes existía la bolsa de jugadores, como el Draff que existe hoy en México. Así que me revolucioné y les dije a los dirigentes que me vendieran, porque todos los años venía a buscarme Santiago Wanderers y no me vendían nunca. Elías, con quien nos enfrentamos en varias ocasiones en duelos temibles, cuando jugaba en La Calera, instó en Wanderers para que me compraran. Así que me fui de Deportes La Serena y jugué en Los Panzers. Tras un tiempo en Valparaíso me vendieron a Palestino, donde estuve un año solamente. Ya estaba aburrido de jugar acá en Chile y quería conocer el mundo, así que me fui a probar suerte a Guatemala, después del Mundial de Inglaterra, en 1966, donde no me tomaron en cuenta, lo mismo que con Carlos Reinoso. Así que decidí irme de Chile. Ahí Salí goleador del torneo por dos años consecutivos. También estuve un año en Costa Rica, en Honduras, y siempre fui goleador de la Concacaf. Estuve algunos años en Centroamérica y regresé a Chile en el año 73, días antes del Golpe, pero me vinieron a buscar de El Salvador. Pero yo ya no quería salir, ya que me compré una casa, tenía un negocio y estaba con mi familia, tranquilo. Pero vinieron a buscarme en un avión particular, el amigo del presidente en esos entonces. Tenía mis hijos chicos, pero no pude decirles que no, menos si vinieron a buscarme de tan lejos. Así que me fui y ese año salí campeón con Alianza, pero a la vez realizaba el curso para entrenador en Chile. ¡Ah! también jugué en Colombia, en el Unión Magdalena, en la ciudad de Santa Marta. Pero decidí regresar y ya quedarme en Chile definitivamente, para terminar mi carrera jugando en Audax Italiano, porque tenía mucho dolor en los tobillos a esa altura. Y fue ahí, en Audax, donde comencé mi carrera como técnico. Al entrenador Dante Pecce le salió un contrato y el Audax necesitaba un entrenador con premura. Me ofrecieron, acepté tras hablarlo con Jorge Toro y el resto de la historia ya es conocida: tomé el equipo y comenzamos a ganar todos los partidos, ¡Si nos faltaron como dos puntos para subir!  Aunque el ascenso lo logramos al año siguiente. Ahí partí con la pizarra y nunca más la he dejado”.
¿Qué habría sido del “Clavito” de no haber sido entrenador?
 “¿Sabes? Siempre tenía en la mente ser entrenador. Cuando jugaba y un técnico, que tuve muy bueno, por lo demás, me decía que había que anular a las piezas claves del equipo contrario, que esto y lo otro, me gustaba mucho. Creo que por eso decidí ser técnico, porque siempre me gustaba analizar a los rivales, a cada jugador. Después de Audax, donde siempre tendré los mejores recuerdos, tanto por lo que logramos en los años en que dirigí, como también por sus dirigentes, que siempre se preocupaban de la persona, del jugador, recorrí casi todo Chile entrenando. En Arica lo hice como cuatro veces, en San Felipe dos o tres veces, lo mismo en Santiago Wanderers. También en la ciudad de Concepción, donde estuve cuatro años dirigiendo a Naval, al Conce…”
También estuvo un tiempo en San Luis, ¿verdad?
“Sí. San Luis tenía un equipo lindo donde estaba el “Pato” Yáñez, el “Pindinga” Muñoz, el “Pititore” Cabrera…Cuando dejé Audax me fueron a buscar para que fuera a Quillota y me convencieron. Me dijeron que me quedara por la Copa Chile solamente y si me gustaba, si me agrada la ciudad, la gente, me podía quedar más tiempo. Vivía en un Hotel, estaba con los cabros, comía con ellos. Yo implementé el entrenamiento dos veces al día –lo traje desde Europa-, pero a los cabros nos les agradaba mucho. Reclamaban porque a ellos les gustaba revolverla con las minas. El “Pato” Yáñez estaba en la selección y cuando tenía descanso venía con nosotros. Y el “Piti” me hacía rabiar, poh; era desordenado, pero jugaba por naturaleza, era de la calle, era bueno pa’la pelota. Y conmigo terminó muy bien. Así que finalizada la Copa Chile me llaman de Concepción para que me fuera a dirigir allá. Y acepté irme…”.
Ya, ok, pero cuénteme la historia del Loro, poh…
Jajajá…Lo del Loro y todo eso es verdad. El “Piti” lo hacía hablar, le enseñaba dándole pan con vino. Te cuento la historia: un día fuimos a jugar a Antofagasta y el “Piti” se hizo el lesionado y no fue. Yo estaba enojado, pero en la directiva me dijeron que no le dijera nada, que no le diera bola. El partido lo perdimos y cuando llegamos a la ciudad, al día siguiente, nos fuimos a entrenar bien temprano con el equipo y principalmente con quienes habían jugado para soltar el viaje. Era temprano y el “Piti” no apareció, poh. Así que lo fui a ver a su casa y cuando llego estaba con unas minas, un maricón fumando hachís, dos lesbianas. ¡Tsss! Estaba la crema. La señora, que era hija de un teniente de Carabineros, se había peleado con él y se había ido de la casa. Y cuando entré, lo primero que se me acerca era su regalón, ¡El Loro! Y me comienza a decir: ‘Clavo culiao’, ‘Clavo culiao’… Así que lo pesqué como cuando uno va a matar a una gallina al campo y lo metí adentro del baño, pero seguía diciéndome: ‘Clavo culiao’, ‘Clavo culiao’…Estaba pica’o ya. Yo quería echarlo del equipo, pero los dirigentes me dicen que lo tenían vendido a Colo Colo y con eso nos iban a pagar tres meses  adelantado. Imagínese un club de esos años pagando tres meses por adelantado, así que me hice el leso. Al otro día nuevamente voy a su casa, ya que se hizo una asado por la venta a Colo Colo y veo que el Loro estaba entablillado, con esos palos de helado y con parche curita por todo el cuerpo, jejé. Era un crá el “Pititore”. Después en la televisión, en una entrevista que le hicieron, contó la historia, pero dijo que yo me quedé con el maricón fumando hachís, jeje. Me dice papá cuando me ve, me llama para saludarme. Es un buen cabro”.
¿Qué le dio por mostrar la pizarra en Indonesia?
“A Indonesia me fui porque me ofrecieron mucho dinero, casi 100 mil dólares mensuales. Un día me llamó un exjugador que tuve en Audax Italiano y me dice que me fuera. Me dijo que en Indonesia querían conocerme, que me habían visto dirigiendo con la pizarra. Querían que dirigiera a la selección de Indonesia”.
Se fue por buena plata, entonces...
“Me ofrecieron mucha plata y como siempre quise conocer esa cultura milenaria, me fui. Pero a los meses me arrepentí. Estuve como ocho meses, cuando vi que no me pagaban la plata que me habían ofrecido, dije me voy”.
No me diga que le cambiaron la pizarra…
“Fui para dirigir a la selección, pero después me salieron con que mientras tanto, me iban a poner a cargo de un equipo que había ascendido recién. Entonces me llevé a cuatro chilenos, armé un buen plantel y comencé a puntear y cuando vi que no había plata y tenía los pasajes asegurados ida y vuelta, regresé. Fueron muy desordenados. Me hicieron hartos regalos, pero la decisión ya estaba tomada”.
Tantas historias como entrenador y la gente de La Serena nunca las quiso conocer, ¿qué pasó, “Clavito”, que nunca lo han llamado?
“Cuando saqué campeón al Audax me llamaron de La Serena y conversamos, pero me ofrecieron una porquería de plata. Les jugué ocho años, me entregué por completo al club y nunca más me llamaron. Jugué con el corazón y nunca me llamaron para un homenaje, nunca me han invitado para nada. Jamás. Han sido ingratos conmigo. No tengo molestia. Mi compadre (Carlos) Verdejo cuando ha venido le han hecho homenajes y él me dice: ‘Clavo, ¿te invitaron? No, compadre, le respondo. Nunca me invitan. Ni en los momentos más críticos del club me han llamado. Y me encantaría dirigir algún día, encantado de dirigir al club donde me inicié como futbolista”.
 
 
Su largo historial
••• Se formó íntegramente en Deportes La Serena, cuadro en el que debutó oficialmente en 1958 y donde se destacó como delantero.
Acumulando casi dos décadas de carrera activa, el “Clavito” actuó en Santiago Wanderers, Palestino, Audax Italiano, Magallanes, Trasandino de Los Andes, y vuelve al Audax Italiano, cuadro en el que se retiró.
Fue técnico de Audax Italiano, Naval, Trasandino, Ñublense, San Luis, D. Concepción, Fernandez Vial, Regional Atacama, Puerto Montt, Arica, Antofagasta, Inca de New York, Santiago Wanderers, Comunicaciones (Guatemala), Melipilla, Santa Cruz, San Felipe, Mitra Kukar (Indonesia), Unión Quilpué, San Antonio Unido y Santiago Morning