Carlos Esposito no se sacó nunca más la camiseta de Deportes La Serena

El exdelantero argentino, que defendió al equipo papayero en 1981, proveniente de Lota Schwager, recuerda que ese paso por el elenco regional, marcó su vida y la de su familia.
Carlos Esposito no se sacó nunca más  la camiseta de Deportes La Serena
Carlos Esposito no se sacó nunca más la camiseta de Deportes La Serena
Encontraba inexplicable Carlos Esposito Gigliotti, que en dos oportunidades el avión próximo a aterrizar en el aeropuerto La Florida, haya tenido que volver a la capital. Fue a mediados de la semana pasada, aunque al final pudo compartir con sus amigos los días de Semana Santa, como lo había programado desde hace un buen tiempo, asumiendo que para los días de Copa América, no podrá estar presente  en la zona. Le hubiese gustado ver a  su ídolo Lionel Messi en esos pastos del estadio La Portada, en esa cancha que le trae infinitos recuerdos y que vio desde el aire en el ir y venir desde Santiago.
Corría el año 1981 y un delantero con un corazón de oro, que estrujaba la camiseta cada vez que la lucía con el rojo intenso, defendía a CD La Serena. En esos entonces era barbón y melenudo. Corría todos los balones, nunca dejó tranquilos a los defensores rivales y cada vez que festejaba un gol, se entreveraba con los hinchas, claro que separados por esa alta reja olímpica (La Portada antigua),  con festejos a pulmón batiente en un  grito de gol que resonaba en una ciudad que aplaudía sus conquistas.
Tenía 22 años Esposito. Venía de Lota Schwager, allá hizo los goles que quiso. Su paso fue fugaz, pero enriquecedor en La Serena. Siguió su itinerancia a Perú, al Universitario, España e Italia, aunque en el calcio no defendió ninguna tricota, “llegué a Italia, porque la sangre tira, pero no jugué”, explicó ayer en medio de una tarde que avanzaba escuchando sus recuerdos.
Sólo los más fervientes de La Serena siguieron sus pasos. Uno de ellos Raúl Alvarez, que le llegó al encuentro en Minuto 90, un restorante de otro argentino que vive y respira fútbol: el cacho Vera.
Se vino a oxigenar a La Serena para compartir y revivir momentos de dicha junto a sus amigos, en especial a Jaime Campusano. Visita la Avenida del Mar, sale de pesca, la pasa bien. Recuerda.
“Yo estoy feliz en esta tierra. Chile es muy especial para mí, me tengo que dividir entre el sur y el norte, aunque los de allá me dicen que quiero más a los del norte, La Serena. Recuerdo mucho esta camiseta y esta zona. Sabes son muy especiales”, asegura.
Formado en las  infantiles de River Plate, jugó nueve años en Vélez Sarfield. Partió a préstamo a  Deportivo Italiano, luego Lanús, deportivo Merlo (zona donde vive) y Chile. Acá parte su historia que hoy lo tiene en esta vuelta, de gratitud, de nostalgia y buenos momentos, recorrido que trata de hacerlo con frecuencia y acompañado de su amada Helena, cada vez que puede.
Lo único malo es que no lo dejaron sacarse una foto en  el estadio La Portada. “Se ve lindo, ya será”, nos dijo antes de partir hoy a Buenos Aires.