La Historia del Moai de La Serena

Importante patrimonio nacional llegó a la región como muestra de gratitud de la comunidad isleña
La Historia del Moai de La Serena
La Historia del Moai de La Serena
lunes 21 de octubre de 2013

Corría el año 1946 y Gabriel González Videla asumía la Presidencia de Chile, mandato que se extendería hasta 1952. Fue precisamente durante su gobierno que nuestro país logra un hito en materia de conectividad e integración y cuyo testimonio más fiel se encuentra cobijado en las dependencias del Museo Arqueológico de La Serena. Nos referimos al mítico moai que por más de 60 años ha permanecido en nuestra zona.

LA FRASE

Le construimos, en el espacio que teníamos,el lugar que se merecía y de aquí no va a salir

Gabriel Cobo
Director Museo Arquelógico de La Serena

Un tránsito por varios puntos de la ciudad y un accidentado viaje a Europa son parte de los hechos que marcan su historia en la región, relato que pocos conocen y que hoy diario El Día presenta a sus lectores. 

PRIMER VUELO TRANSOCEÁNICO. La integración territorial fue uno de los principales pilares en los que González Videla fundamentó su gobierno y sin duda, uno de los acontecimientos más importantes fue la realización exitosa del primer vuelo transoceánico entre el continente chileno y la Isla de Pascua, expedición que se atrevió a cubrir los 3.700 kilómetros de distancia existentes entre ambos puntos.

Piloteado por el capitán de bandada Roberto Parragué, bajo las órdenes del comandante Horacio Berrientos, el 19 de enero de 1951 despegó del aeródromo La Florida de La Serena un avión anfibio Catalina 406 que realizó una travesía de 19 horas y 22 minutos, con una tripulación de ocho personas. 

A su llegada a la isla, los indígenas bautizaron el avión como Manutara, que significa pájaro de la suerte. Cabe señalar que por aquella época la zona era visitada una vez al año por un buque de abastecimiento con productos del continente.

Para el director del Museo Arqueológico de La Serena, Gabriel Cobo, este viaje alcanzó una importancia insospechada pues fue “un gesto de integración” que obtuvo como recompensa la gratitud de la comunidad isleña además de recibir uno de sus tesoros más preciados, un moai que fue instalado en la ciudad de La Serena. “Fue una manera de agradecer el llegar hasta isla y además una forma de traer presencia de la isla al continente”, indicó Cobo.

DEL REGIMIENTO A LA CALLE.Tras un largo viaje por mar, en 1952 el moai llegó al continente. Fue instalado en los prados del faldeo del Regimiento Arica. 

En 1973, con el régimen militar a la cabeza del país, las visitas al lugar fueron suspendidas y la comunidad no pudo acceder a él. Allí permaneció hasta que en 1987 fue trasladado a un parque diseñado en la subida de calle Colo Colo, gestión que estuvo a cargo de Adriana Peñafiel y Eugenio Munizaga.

Para Gabriel Cobo, “fue una buena medida, pero le faltó seguridad. Lo usaron hasta de urinario y en más de una oportunidad le lanzaron piedras sacándole partes de las órbitas de sus ojos”, afirmó. 

Para evitar las acciones vandálicas que ponían en constante peligro este valioso patrimonio se decidió instalarlo en el Museo Arqueológico de La Serena, lugar en el que aún permanece y del que se espera nunca se vaya. 

“¡QUEBRADO EL MOAI!” Con el objetivo de integrar una valiosa colección de arte pascuense, en 1995 el Gobierno de Chile, con la venia del municipio de La Serena y del Consejo de Monumentos Nacionales, autorizó el viaje del moai a la ciudad de Milán, en Italia.
Fue tal el éxito de esta exposición que el gobierno español solicitó la muestra para ser exhibida en Barcelona. Allí este importante patrimonio sufrió un grave accidente por una manipulación inadecuada, quebrándose a la altura del cuello.

El director del Museo Arqueológico de La Serena, Gabriel Cobo, explicó que al estar constituido por un conglomerado de piedra volcánica, el moai debe ser manipulado con sumo cuidado. “Pensaron que era otra cosa y lo agarraron de la cabeza y de la parte inferior, acción que provocó las fisuras”, sostuvo. 

El hecho causó alarma y preocupación en la Región de Coquimbo. La edición del 25 de septiembre de 1995 de diario El Día daba cuenta del impacto que generó la noticia, titulando con la frase “¡Quebrado el moai!”

Gracias a un intenso trabajo realizado por especialistas y chilenos se logró su restauración, lo que permitió un nuevo viaje hacia la ciudad de Burdeos, por solicitud del gobierno francés. 

Una nueva fractura, esta vez de rango menor, terminó por convencer a las autoridades nacionales de la conveniencia de su regreso a Chile para protegerlo y exhibirlo en la ciudad que por años lo ha cobijado.

En octubre de 1996 regresó a La Serena quedando a la espera de la construcción de su residencia definitiva, lugar que hoy lo acoge.
La sala fue diseñada por el arquitecto Pedro Broquedis y construida con los fondos que debieron ser cancelados por el seguro contratado para su protección, luego de su accidentado viaje por Europa.

“Le construimos, en el espacio que teníamos, el lugar que se merecía y de aquí no va a salir” señaló el director del museo y destacó la importancia de recrear su entorno de origen para otorgarle verdadero sentido de pertenencia. 

SORPRESIVA VISITA. Actualmente nadie es capaz de poner en duda el cuidado y la protección que el Museo de La Serena proporciona al moai, ni siquiera los propios isleños.

En agosto de 2012 la institución cultural recibió la visita sorpresa de Alberto Hotus, presidente del Consejo de Ancianos de Rapa Nui.
En la ocasión, tras dictar una improvisada clase a unos escolares de la región que se encontraban de visita en el museo observando al moai, el isleño destacó la importancia de que la región cuente con este símbolo de su cultura.

“Es bueno que el moai permanezca en este lugar, porque se encuentra bien protegido. Para qué llevarlo hasta la isla, donde puede quedar botado. Lo importante es que los turistas vienen hacia acá y los visitantes llegan en gran cantidad”, aseguró Hotus a El Día en aquella oportunidad.

ENCANTO QUE CAUTIVA. Para muchos turistas nacionales y extranjeros es un verdadero privilegio poder apreciar de cerca un elemento que constituye parte importante de la cosmovisión de uno de nuestros pueblos originarios.

“Es maravilloso poder ver de cerca un moai, algo que es parte de nuestra cultur, pero que geográficamente está muy alejado. Tenerlo aquí para nosotros es un orgullo muy grande”, señaló Rosa Fuentes, residente de la ciudad de La Serena.