Feria de las variedades y los conflictos

Luchas internas y con las autoridades, venta de artículos robados y falta de regulación son los principales problemas que se viven en las populares “ferias de las pulgas”. Un espacio creado como un apoyo social para personas de escasos recursos, pero que hoy son verdaderos microemprendimientos y un lugar atractivo para la aparición de vendedores ilegales
domingo 17 de julio de 2016

Fabián vive en el Bosque San Carlos. Cada sábado, cuando se encuentra en su turno de descanso, le gusta visitar la feria de productos usados o “de las pulgas” que se instala en la calle Balmaceda de Tierras Blancas. “Encuentro alguna pieza que necesito para reparar alguna herramienta o mirar las antigüedades. Voy con mi hijo como un paseo y siempre hay mucha ropa, pero a veces uno encuentra algo que puede necesitar”.
Uno de esos días encontró una oferta que no podía rechazar. Un celular de última generación  que el vendedor le aseguró era propio, pero que debía vender por necesidad urgente. No era de las dos marcas más conocidas, pero tenía “una cámara potente y memoria, además que era con una pantalla grande”, señala Fabián. Confiado lo compró y en su casa le instaló la tarjeta SIM de su teléfono antiguo y comenzaron los problemas.
Pasaron los días y cuando se encontraba en turno, funcionarios de la PDI llegaron hasta su domicilio buscándolo. De inmediato, su esposa le avisó al celular “de última tecnología”.
“Llegué a Coquimbo y me comuniqué con la PDI, mi esposa estaba asustada porque no sabía cuál era el problema. Al hablar con ellos me enteré que el celular era robado y que al activar mi SIM se detectó con un GPS donde se encontraba. Cuando uno compra esas cosas en la feria, no piensa en que se puede ver involucrado. Yo cometí un error y ahora  ya ni me acerco a la feria”.
Esta es una de las tantas situaciones que se pueden ver en estas populares ferias que se encuentran en todo el país. Las “ferias de las pulgas” han ido creciendo y con ello también los problemas en las relaciones entre los propios comerciantes y también con las autoridades.

LA SERENA, FALTA DE ORDENANZA.  
En nuestro país, las ferias de productos usados nacieron como una necesidad y así también en La Serena y Coquimbo. Muchas mujeres dueñas de casa que buscaban apoyar a sus maridos o jefas de hogar del hogar, personas que no tenían trabajo o quien necesitara conseguir algo de dinero para sobrevivir, vendía sus productos.
No son comparables a las mundialmente conocidas Ferias de las Pulgas que se encuentran en Barcelona, en París  o en el Barrio de San Telmo, Argentina, donde el visitante encuentra más que un producto de reventa, un pedazo de historia. Incluso en Santiago estas ferias son llamativas por la cantidad y calidad de productos y antigüedades que se pueden encontrar. Sin embargo, en la región han pasado de vender ropa de segunda mano a, incluso, ofrecer abarrotes o comida rápida.
En la actualidad, en La Serena no existe una ordenanza y trabajan bajo la norma de las ferias libres y sólo está autorizada la que se instala en Cirujano Videla a un costado del Parque Pedro de Valdivia,  desde las 8:00 de la mañana hasta las 16:00 horas, con 444 puestos los sábados y 364 los domingos.
 “Todas las demás ferias de las pulgas que están en Las Compañías y La Antena son extensiones de las ferias libres y se fueron formando a raíz de que la gente quería vender  sus cosas y para nosotros son un espacio especial dentro de la feria de verduras”, explica el jefe de patentes de la municipalidad de La Serena, Luis Lara.
Agrega que la mayoría sí tiene los permisos correspondientes, pero  hay cuadras que no están autorizadas, que deberían salir al ser fiscalizados por los inspectores.
La feria de productos usados de la calle Cirujano Videla tiene varios sindicatos y agrupaciones;  respecto a los permisos, cada uno de los comerciantes los tramita individualmente, pero en temáticas que tienen que ver con beneficios y otras situaciones, se trabaja en conjunto.
“Cuando nacieron estas ferias de las pulgas fue  para que cualquier persona pudiera vender sus artículos usados, pero después se volvió habitual y ahora pasaron a convertirse en comerciantes  más que personas que en forma esporádica venden sus cosas. Al ser periódicas tienen que tener sus permisos en la municipalidad o del Servicio de Impuestos Internos”, dice Lara.
Muchos de los conflictos que se generan en esta feria son por los espacios y entre los mismos comerciantes. Homero Videla, presidente de la Federación de Trabajadores de Ferias de las Pulgas de la región de Coquimbo y quien tiene su puesto en la calle Cirujano Videla, señala que el principal problema es por la falta de una ordenanza que regule  esta actividad y establezca claramente los lugares y días que se realiza.
“Hace un tiempo estamos trabajando en conjunto con el municipio de La Serena, con un ejemplo que tomamos de Santiago y al cual se le incorporaron situaciones que se dan en el ámbito local. Hace unos días nos mostraron una copia y con esta normativa  vamos a tener claro el lugar y también la cantidad de puestos y eso nos da una estabilidad laboral. Además no se permite el comercio ambulante a 200 metros y se podrán vender 50% de productos usados y 50% nuevos”
Videla recuerda que esta feria nace en la Plaza de Abastos, donde se instalaban cerca de 700 puestos y hoy sólo hay 450 aproximadamente.  Por ello, la demanda es alta y se genera el principal problema de conflicto entre los comerciantes. 
“Tú puedes ver que el sábado y domingo en Cirujano Videla  mucha gente llega a las siete de la mañana esperando que alguno de los puestos fijos falte y se puedan instalar, porque hay mucha gente que quiere trabajar, pero no damos abasto con los comerciantes que ya tenemos para entregar más permisos”, relata Luis Lara.
El funcionario municipal  agrega  que en un par de meses más se incorporará esta ordenanza para feria de productos usados y además  establecerá que quienes vendan en el lugar sean personas con residencia en La Serena  y se descarta la venta de alimentos y frutas o verduras.

COQUIMBO, 
PROBLEMAS 
CON ILEGALES  
En Coquimbo existen tres lugares de la comuna en el que se autorizan las ferias de las pulgas: en el sector de La Costanera (jueves y domingo), San Juan (miércoles y sábado) y Tierras Blancas(martes y sábado). Nelson Canihuante, jefe de la Oficina  de Bienes de Uso Público del municipio porteño, señala que en el 2014, cuando se crea esta oficina, también se establece  una ordenanza para  estas ferias libres y se crea el perfil de quienes pueden participar y establecer su negocio en estos espacios. Entre los requisitos está ser mayor de edad, que la ficha Hogar sea de Coquimbo  y tenga menos del 70% de vulnerabilidad y que no tenga otra patente o permiso precario en la comuna.
“Hay gente que tiene un negocio en la Parte Alta y por hobbie va a vender a la Feria  de las Pulgas y ya no se puede, porque ya tiene un ingreso y no necesita, considerando que esta feria nace de la necesidad social”, explica Canihuante.
Agrega que se respetaron los sindicatos que ya existían como organización y funcionalidad de los socios, pero sin derecho sobre el bien. Por otra parte, se tipifica que la feria de productos usados debe ser en días diferidos de la de los chacareros, y hasta el momento, el único lugar que se cumple es en Tierras Blancas.
Dentro de los problemas  están las quejas de los vecinos, especialmente en Tierras Blancas, de la calle Balmaceda y sus transversales, que deben soportar que incluso ocupen hasta la salida de sus casas  y se encuentren con vendedores en sus puertas los martes y sábado. Las autoridades municipales conversaron con ANFA para instalarlos en las canchas que existen en el sector, y habilitarlas, levantando los puestos en mesas, comprando toldos y con baños, “estábamos apoyados por varios comerciantes,  pero algunos dirigentes no quisieron y apoyados por candidatos a alcaldes, la feria siguió en la calle y con ello continúa la interrupción vial y la vida familiar de los vecinos del sector”, señala el funcionario.
Sonia Barraza, presidenta del sindicato Nuevo Brillo de la feria de las pulgas de Tierras Blancas, señala que constantemente deben estar luchando por sacar a las personas, muchas de La Antena o de Las Compañías. Asegura que no existe fiscalización desde la municipalidad o de Carabineros, lo que complica la situación.
“Con 96 personas a  cargo y junto a otros tres sindicatos comenzamos hace varios años pero ahora ya hay 12 sindicatos o agrupaciones. Por decreto estamos en calle Balmaceda, pero la municipalidad no tomó cartas cuando comenzamos a decirle que mucha gente se estaba poniendo ilegal. Yo no puedo ir a sacar la gente, debe estar Carabineros o funcionarios municipales. Esta feria está totalmente invadida y cuando yo voy, me insultan”, relata Sonia.
La dirigente explica que si se ven otros productos que no son usados, es que por la ordenanza pueden vender 50% de productos nuevos, aunque no abarrotes.
Mientras el comerciante de ropa de segunda mano en Tierras Blancas, Julio Villegas  señala que el principal problema del lugar es la desunión entre los comerciantes y los ilegales, “que se ganan detrás de nosotros y que no tienen  sindicato  o alguna agrupación que los sustente. Por otra parte, el municipio debe ponerse las pilas para ordenar la feria y por eso están las cosas así”.
Señala  que él se preocupa de tener productos de calidad y en buen estado, que es lo que falta en muchos otros comerciantes. Y yo tengo  mis facturas  y  puedo demostrar donde las compré, pero en los ilegales uno no sabe de dónde proviene. “Todos debiéramos trabajar ordenadamente y con respeto a los otros”.

VENTA DE 
ARTÍCULOS 
ROBADOS 
Fabián no es la única persona que ha comprado un artículo robado en una feria de las pulgas. Rodrigo vivió un caso parecido, pero con sus cosas. 
“Un día entraron a robar a mi casa y se llevaron diversos artículos, entre ellos cosas de tecnología. Yo había hecho la denuncia y tratando de buscarlas fui a la feria del parque Pedro de Valdivia. Miré varios puestos, pero no encontraba mis cosas y ya derrotado iba a terminar mi recorrido cuando de pronto encontré uno de las cosas que me habían robado. Estaba seguro que eran mis cosas, porque tenían un detalle especial  y claro, en la desesperación, le dije al vendedor que era mío y el lo negó todo el tiempo y me insultó. Fue un momento muy peligroso, no logré que me devolvieran las cosas, sólo recibí insultos y casi golpes. Andaba con mi familia y me di cuenta que lo primero que debí hacer fue llamar a Carabineros, pero en ese rato uno no piensa”.
En los registros del subcomisario de la SIP de Carabineros Ricardo Arancibia aparece que hasta el momento tienen ocho casos reportados de objetos robados encontrados  en feria de las pulgas, especialmente bicicletas. Ellos realizan diversas inspecciones de forma incógnita, debido a que cuando van policías  de uniforme es distinta la recepción. “Se produce este delito en las ferias, pero creo que cada vez menos, como sucede en la venta de objetos robados en páginas de internet. Siempre el consejo está en los compradores, de estar atento a la procedencia del objeto”.
Nelson Canihuante señala que “la PDI nos informa que, en general, en todas las ferias se venden productos robados, pero “uno mira y te puedes enfrentar a un cuchillo, ya nos pasó en San Juan  y son verdaderas mafias y por eso falta la mano de orden y seguridad en estas ferias”.
El subprefecto Guillermo Namor, jefe de la Brigada de Robos de la PDI en La Serena, explica que existe un equipo especial de Bienes Robados; detectives  de la brigada que fiscalizan todo el mercado formal e informal de especies  “de dudosa procedencia”. Su modo de trabajo y línea investigativa es de modo inverso, es decir, desde la especie robada llegar al autor del robo.
Para ello se fiscalizan constantemente las  ferias de las pulgas. En ellas se han encontrado varios artículos como notebooks y teléfonos que son producto de robos. “Se hace  un cruce de información para saber cuáles son los artículos robados últimamente, principalmente teléfonos y otro tipo de accesorios y herramientas como maquinaria de carácter especializado”. 
Por otra parte, la misma víctima es una fórmula infalible para reconocer especies robadas, por eso se les piden todos los detalles  de los objetos. Aclara que es importante  que llamen a la policía para ir a incautar las especies y no lo hagan por sí solas, y así se puede indagar al comerciante y procedencia de las especies.”Las personas  no puede no saber que una especie que vale 300 mil pesos, si se la venden en 20 mil, es que es producto de un delito”.
El policía aconseja marcar las especies y también usar sistemas de rastreo, para saber exactamente dónde se encuentran los productos cuando son sustraídos. Agrega que quien compra un artículo que es robado y es sorprendido, debe ser inmediatamente detenido por el concepto  de delito de receptación flagrante. “Se le toma una declaración para saber la forma  en que obtuvo la especie y seguimos  la línea investigativa para saber quiénes fueron los autores del delito”. Por ello es también responsabilidad de los compradores que visitan estas ferias, estar seguros de la procedencia del objeto.
Para las autoridades y así también para los comerciantes de estas ferias, lo importante es que se genere mayor fiscalización policial y de otros organismos como Servicio de Impuestos Internos o higiene ambiental y además  el contar con regulaciones claras y un espacio que les permita establecerse, con un puesto de trabajo determinado y los permisos necesarios para vender sus productos. 5201R