Romero: El volante que ahora maneja los hilos en su minimarket de Sindempart

Se radicó en Coquimbo, ciudad que lo cobijó con gran cariño y donde se siente a gusto junto a su familia. Y hasta el momento todo le está resultando
Romero: El volante que ahora maneja los hilos en su minimarket de Sindempart
Romero: El volante que ahora maneja los hilos en su minimarket de Sindempart
Cuando llega el momento de colgar las herramientas de trabajo y dejar a un lado la pasión de toda la vida, muchos sufren un violento cambio en sus vidas. El temido momento del retiro trae consigo salir de la burbuja en la que viven muchos futbolistas y así comenzar con un gran desafío: Encontrar una nueva fuente laboral para vivir. Muchos no son capaces y comienzan un duro y largo padecimientos en sus vidas. Pero hay algunos que no tuvieron miedo de pavimentarse un nuevo camino en el mundo de los negocios. Es que frente a una carrera corta, la opción de iniciar un negocio entra como relevo en el segundo tiempo. Y Miguel Ángel Romero (39) lo sabe y lo asumió del primer momento. Pese a que aún no se ha retirado con papeles, “pues sigo esperando una oportunidad en el fútbol”. Asume que el tiempo pasa y las opciones de volver cada vez se hace más lejanas. No obstante, si le llega el momento del retiro sin elástico, lo hace feliz y agradecido de todo lo que entregó el fútbol.
“Si algún club me da la esperanza de jugar, puedo volver unos seis meses más para no quedarme con las ganas de jugar. De todas maneras estoy agradecido del fútbol. Fueron 20 años como profesional, donde viví experiencias únicas, haciendo buenas campañas en casi todos los equipos en los que jugué”.
Mientras tanto, Miguel Ángel trabaja y duro. Es que su minimarket el “Pelao Romero”, en Sindempart, Coquimbo, requiere de toda su atención. Por lo mismo, abre sus puertas bien temprano y cierra por las tardes. Lo realiza con gusto, ya que la gente se ha portado muy bien con él. Lleva un año y aún no ha tenido problemas con el típico “curao odioso” o un amigo de lo ajeno. Reconoce que quizás no le ha pasado nada porque lo conocen y le tienen un cariño enorme luego de sus pasos por Coquimbo Unido en las temporadas 2004-2005 y 2009-2010.
Oiga, “Don Pelao” ¿Y cómo es que se la jugó por este negocio?
“Comencé el 1 de diciembre de 2014, hace poquito, así que estamos agarrando el ritmo. A principio cuesta, pero ya me estoy ambientado, conozco los clientes. Es un nuevo rubro, pero con voluntad todo se puede. Siempre la idea después del retiro era tener algo mío, el poder manejarlo yo y hacer una buena inversión. Y se dio porque cuando estuve en mi primera etapa en Coquimbo, me compré mi casa y siempre tuve la idea de venirme después del retiro e instalarme con un negocio. Y este es un buen sector y el local está hace muchos años acá, además que es una buena esquina”.
De verdad que no ha tenido que sacar a patadas a los odiosos, mire que no faltan…
“Gracias a Dios no he tenido problemas, porque igual es una ventaja que la gente me conozca y que no es garantía tampoco, ¿viste? Pero por ahora nos hemos manejado bien, igual tengo un horario en donde cierro la reja, pero bueno, también sabemos que todo puede pasar. Pero, insisto, gracias a Dios no he tenido problemas”.
Sí jugó en tantos equipos, algunos de ellos de mejor nivel, ¿por qué eligió radicarse en el puerto?
“Coquimbo es una ciudad que tiene todo: Naturaleza, playa, el clima es bueno para la salud y para la vida y bueno, la ciudad es de las que más me gustó de todas en las que estuve y fue rápido, de verdad, puesto que al llegar de inmediato tuve la posibilidad de comprarme la casa y desde ese momento que no he tenido problemas, porque tengo el cariño de la gente y que es recíproco”.
¿Cómo fue su paso por Colo Colo, el Eterno Campeón?
“No tuve la continuidad que esperaba, pero es una experiencia única, ya que todo jugador quiere llegar a ese club, a uno de los equipos más grandes y yo tuve esa posibilidad de compartir experiencia con Iván Zamorano, Marcelo Espina y varios más. E independiente del resultado que uno espera, de jugar más, creo que la experiencia es inolvidable”.
Parece que quedó con gusto a poco…
“Tuve un año y tenía contrato por dos y justo llegué en la posición de enlace, de una buena temporada en San Felipe, pero en esa posición estaba Marcelo Espina y se me iba a hacer muy difícil entrar ahí. Alternaba, pero uno siempre quiere jugar más”.
De jugar en Colo Colo y con el tiempo en Lota Schwager, ¡Harto grande la diferencia...!
“Uno aprende de todas las experiencias y cuando faltan los recursos, los grupos son más unidos. Además, uno deja una buena imagen en cuanto a ser un referente y poder pelear con los dirigentes por la falta de sueldos, y dejar algo en esos equipos de bajos recursos. Estuve cuatro meses y la verdad es que fue una buena experiencia”
Siempre los dirigentes son los malos, ¿verdad?
“La diferencia es grande, enorme, pero es porque el dirigente hace esa diferencia, porque una institución puede ser grande también y Lota siempre ha tenido muchos problemas, pero por el manejo de sus dirigentes, pero bueno…El ejemplo está que vive peleando el descenso, y no es la excepción este año”.
A todo esto, porque no está jugando si dice que aún no es oficial el retiro, ¿ah?
“En Magallanes terminaba contrato este año, en junio, y la idea era retirarme ahí, pero el técnico que llegó (Claudio Úbeda) no me tuvo considerado y me fui. Y mi idea era jugar en Coquimbo Unido y no trasladar más a mi familia, ya que había viajado mucho. Tenía la necesidad de radicarme acá, pero con la idea de jugar el año que me faltaba en Magallanes. Hablé con Jaime Muñoz, en ese entonces el técnico de Coquimbo, y lamentablemente no me quiso. En ese momento decidí alejarme del fútbol, pero no definitivamente, ya que las ganas están”.    
Sáqueme de una duda, ¿por qué le puso “Pelao Romero” al local si se identifica más con el apodo de “Brujita”?
“Es cierto que me identifico más con la “Brujita, pero la gente me dice más “Pelao”, por eso le puso así al local. Ah, ese apodo viene de cuando jugaba en San Felipe y me bautizó Claudio Palma. Es por Juan Sebastián Verón. Y era por lo pelado, por la barba, el aro y también por el estilo de juego, ya que la única diferencia es la cuenta bancaría”.