En el sector Parte alta, calles camino al Faro y la Gruta

"No se soporta el olor": Filtración de aguas servidas afecta a colegio en Coquimbo

Hace más de un mes se habría roto un conducto que desaloja su contenido en el mar y tiene contaminado el ambiente de todo el sector. Deben mantener sus casas cerradas todo el día y alumnos también sufren esta situación.
miércoles 17 de agosto de 2022

La ruptura de un ducto que conduce aguas servidas al mar a pocos metros de las viviendas ubicadas en los pasajes Camino al Faro y La Gruta, en la Parte Alta de Coquimbo, ha generado preocupación y molestia entre los vecinos.

Según relatan los afectados, la situación comenzó a presentarse hace más de un mes y tiene el ambiente absolutamente contaminado de malos olores, lo que significa que los residentes deben mantener puertas y ventanas cerradas día y noche para evitar que el fétido olor y que eventuales contaminaciones dañen su salud e ingresen a las casas.

Pero su mayor preocupación, dicen que es el colegio Juan Pablo II, que está justo en medio de los dos pasajes donde se generó el derrame y que pese a esto no ha cesado sus clases, poniendo en riesgo la salud de los estudiantes.

En el establecimiento educacional ayer no entregaron información al respecto, luego que se informó que el director no se encontraba en el recinto y participaba de una reunión en el Slep Puerto Cordillera, sostenedor del recinto educacional.

Para los vecinos es incómodo que nadie se haga cargo de lo que ocurre en su sector, a pesar de que han tomado contacto con el municipio y han informado incluso a la sanitaria, entendiendo que les podría corresponder la mantención del ducto, aunque dicen no tenerlo claro, pero aseguran que no han sido escuchados.

Uno de los más afectados es Dixon Gómez, quien es el que reside más cerca del lugar donde escurren las aguas servidas. “Hace más de un mes que el agua está corriendo y el olor es insoportable, sobre todo cuando hay viento, uno no puede ni almorzar, todos estos días me he tenido que ir a la casa de mi mamá para poder comer”, señala.

Los habitantes del sector cuentan que no es normal que ocurra un hecho de esa naturaleza, ni menos que se prolongue por tanto tiempo.

“Lo que me preocupa a mí es que mi mamá se vaya a agarrar alguna infección por la contaminación del aire y ella ya tiene sus años, lo que sería muy complicado. Me sorprende también, que con este grado de contaminación del aire, que se hace irrespirable por momentos, es que el colegio no haya suspendido las clases, hay muchos niños que están en riesgo”, advierte Margarita Rojas.

Otros residentes coinciden en que las condiciones del aire y el mal olor ha dañado su calidad de vida en las últimas semanas e incluso plantean que si nadie toma cartas en el asunto, harán una manifestación pública, ya que incluso niños del barrio estudian en el Colegio Juan Pablo II y estiman que si bien a ellos no los han escuchado, por lo menos a las autoridades del establecimiento sí deberían ponerles atención.

Hay residentes que viven en los alrededores, como Marta Lazo, quien está a unos 500 metros de distancia del punto contaminante, afirmando que cuando el viento cambia o se torna más fuerte, los malos olores alcanzan a su hogar y que este se le ha llenado de moscas y una especie de mosquitos que pululan principalmente en el día y en los días de sol.

El sector, en general, está bien mantenido, con flores y arbustos, las calles que antes eran un tierral hoy están pavimentadas y con veredas que los habitantes se preocupan de mantener limpias, solo reparan en las malas condiciones del desagüe que está hace años instalado allí, el que ha colapsado.

“Esto no es una situación que ocurra siempre, algo pasó que se ha roto el ducto que pasa por entre medio de los matorrales, nos dimos cuenta cuando empezó el mal olor”, indica Juan Carrasco.