El llamado es a mantener distancia para su cuidado

La historia de trompito, el elefante marino que visita las costas de Coquimbo

El mamífero marino se encuentra en perfecto estado y estaría descansando en nuestras costas. El ejemplar, propio de las aguas del sur, es una visita que se repite con cierta regularidad en las playas del norte. Autoridades y expertos llaman a guardar distancia por respeto al animal.

Una particular visita hay desde el viernes en la tarde en la costa de La Serena: un elefante marino. Un voluminoso mamífero que habita los mares, que se tomó la playa por sorpresa y que todo indica que es Trompito, una foca elefante que vacaciona regularmente en Caldera y Bahía Inglesa y que por estos días habría preferido las arenas de nuestra región.


Pero sea o no sea Trompito, el hecho ha suscitado que muchos curiosos concurran a la playa para conocerlo y si bien es una experiencia única, el llamado es a mantener distancia y respetar su espacio. 


El doctor Carlos Olavarría, director ejecutivo del Centro Científico CEAZA y especialista en mamíferos marinos, cuenta que pese a su parecido con los lobos marinos, los elefantes marinos están emparentados con otro mamífero: las focas, y de hecho, es uno de los tipos de focas más grandes que existe.


La bibliografía dice que los machos pueden extenderse hasta cinco metros y llegar a pesar varias toneladas, lo que hace que su particular figura destaque.


Si bien hay dos especies de elefantes marinos: los del hemisferio norte y los del hemisferio sur; los que surcan nuestro lado del hemisferio se concentran en países más cercanos a la Antártica, donde se encuentra su hábitat natural. Es por esa razón que es posible encontrarlo en la zona meridional de Australia y Nueva Zelanda, mientras que en América en las frías aguas australes de Argentina y Chile.


Según detalla el investigador, es en las islas subantárticas donde se concentran sus colonias y una muy pequeña en Tierra del Fuego, en una de las riberas del estrecho de Magallanes, en que la colonia difícilmente superaría los 200 individuos.
Es que su peso y sobre todo su cantidad de grasa, explica Olavarría, la convirtió en presa del hombre y hoy es una especie protegida por Sernapesca.


“Estos animales en general caen bajo la jurisdicción de Sernapesca. Ellos son los encargados de protegerlos y hacer que se cumplan las leyes en Chile de protección a mamíferos marinos. Estos animales están protegidos porque tienen una historia de caza bastante grande, fueron cazados para sacarles la grasa y  las comunidades recién se han ido recuperando, entonces, como están con problemas de conservación todavía están protegidos bajo la jurisdicción chilena”, relata.


El doctor Olavarría cuenta que estas focas tocan tierra por dos razones principales: su apareamiento y al momento de cambiar pelaje. En el primer caso los machos junto a su harem llegan tierra y el macho las protege. El segundo caso se da en la temporada estival, de diciembre a marzo, en que llegan a una playa y se quedan ahí para mudar su tupido y corto pelaje. Una vez listos se van.


El resto del tiempo están en el océano, buscando comida, durmiendo. De hecho, cuenta el investigador, esta especie es la que más bucea. “Puede bucear a mil metros de profundidad y aguantan la respiración por una hora. Eso se ha sabido por marcas o transmisores que se pegan al cuerpo del animal que han registrado los patrones de buceo y estos movimientos en mar afuera en que pasan buena parte de su vida”, relata.


Por eso que llegara a nuestras playas es curioso; sin embargo no es un signo de alarma. 


“Este elefante llegó a nuestras costas, pero no es para reproducción ni cambiar el pelo. Está  descansando.  Por alguna razón decidió que la playa de La Serena era una muy buena playa y está en tierra. No debería estar mucho tiempo y eso dependerá de que no lo molesten porque si llegan más personas y se hace constante, se va a ir”, advierte Olavarría.


Una cosa curiosa es que hay ejemplares que visitan de manera regular nuestra zona y la Región de Atacama.


“Este ejemplar en las costas de Coquimbo no es rara. Nosotros desde hace muchos años, por lo menos 20 años, registramos la presencia de un ejemplar de elefante marino en la costa de Isla de Choros”, cuenta el doctor Guillermo Luna, académico de la Facultad de Ciencias del Mar de la UCN.


“Estos animales errantes no son extraño. Se da el caso de que un animal que sale de la manada o el grupo y por alguna razón empieza a viajar hasta que llega a un lugar en el cual no vive normalmente. Obviamente, no se va a quedar acá porque no es su hábitat natural y en algún momento va a volver”, explica el académico.


Casos como esos se han visto en la región, el año pasado se detectó la presencia de un flamenco de James, “un juvenil de parina chica como también le llaman y estuvo varias semanas en el Humedal El Culebrón. También hemos observado el lobo fino de Juan Fernández, que también llegó un ejemplar, tocó la costa, estuvo unos días, descansó y ese fue. Son animales que se salen de su rango normal de distribución y viajan hasta que tocan una costa, descansan unos días y siguen su viaje”, detalla.


Ese sería el caso del ejemplar que nos visita y de hecho es un elefante marino famoso.


“Este elefante marino ya nos ha visitado en años anteriores en las costas de la Tercera Región y le tienen un nombre bien cariñoso: Trompito. Entonces, cuando lo vimos el día viernes, con sus cicatrices bien particulares, nos dimos cuenta que es la mismo ejemplar que normalmente va a descansar en las costas de la Tercera Región, en que se conoce lo que hay que hacer y no hay que hacer”, dice la directora regional de Sernapesca, Cecilia Solís.


De hecho, el experto Carlos Olavarría explica que Trompito llega la mayor parte de los años a Caldera y Bahía Inglesa durante el verano a cambiar de piel. Allá es reconocido y cuando llega se activa una suerte de protocolo de protección para que Trompito permanezca en esas playas nortinas: hay guardia municipal, cámaras y sobre todo hay cultura de respeto al ejemplar.


El experto Carlos Olavarría afirma que el ejemplar que hoy nos visita es macho. Eso se revelaría en su característica nariz en forma de trompa, que distinguiría a las hembras de los machos. 


Otro dato importante es que el elefante que está en nuestras costas al parecer no llega a su tamaño final, porque el tope de un macho adulto puede superar varios metros.


De hecho, el doctor Olavarría comenta que es una de las especies con mayor dimorfismo sexual. Mientras el macho es grande y tiene la nariz característica, la hembra puede pasar fácilmente por su cría porque tiene menor tamaño.


En este punto, agrega que son animales de vida larga, de entre 50 a 60 años, porque es una especie que tiene muy pocos predadores.

El experto Carlos Olavarría afirma que el ejemplar que hoy nos visita es macho. Eso se revelaría en su característica nariz en forma de trompa. (Carlos Olavarría, doctor del CEAZA) 


Desde su llegada el viernes pasado, grupos de personas se agolparon a tomarse fotos con el animal sin respetar su espacio. 
Una vez que la autoridad marítima y Sernapesca tomaron conocimiento, han mantenido al animal monitoreado, con una huincha delimitando un perímetro prudente para que las personas se acerquen y resguardar tanto la integridad del animal como de las personas.


“Ojalá que se pueda mantener ese perímetro para proteger al mamífero, pero también a las personas porque este es un animal grande, de varios metros de largo y de una tonelada de peso y que pueden moverse muy rápido en tierra. SI alguien se acerca y este animal reacciona, rápidamente lo podría tomar o aplastar”, dice el doctor Olavarría. 


El académico de la Universidad Católica del Norte, Guillermo Luna, hace similar llamado: no acercarse.


“Dejarlo tranquilo y si la gente quiere ir a observarlo, porque se convierte en un foco de atracción, hacerlo con respeto y manteniendo la distancia apropiada. Si bien estos animales son lentos en tierra, son muy grandes y cuando están asustados y van a atacar, son capaces de moverse muy rápido. No acercarse a más de diez metros”, advierte.


Ambos expertos también coinciden en la importancia de que perros no se acerquen. No sólo porque los canes lo puedan morder sino por el peligro en la transmisión de enfermedades.


El doctor Carlos Olavarría señala que “hay enfermedades que se pasan entre especies y hay casos reportados de enfermedades propias de los perros que se pasan a lobos marinos y focas”.


Hoy el llamado que se repite es el respeto, porque este habitante de las aguas australes lo más probable, como dice el profesor de la UCN, Guillermo Luna, “está descansando, se va a reponer y volverá al mar a cazar, a nadar y es muy poco probable que vuelva a este lugar”.

La directora regional de Sernapesca, Cecilia Solis, explicó que la principal medida que se está tomando es mantener un perímetro que proteja a Trompito.


“Lo importante en esto es mantenerlo lo más aislado posible de las personas, porque obviamente se intimida, se asusta con la gente que quiere sacarse fotos e incluso puede ser peligroso porque es un animal bastante grande”.


“La medida que estamos tomando con apoyo de la autoridad marítima y de la municipalidad es mantener a la gente de lejos. Si quiere mirar que lo haga a unos 200 metros y dejarlo tranquilo. Es lo único que estamos haciendo, porque además está en buen estado y no se justifica nada más”, indicó.