Ediles aseguran que ya no es tiempo de análisis

Plantas desaladoras: Gobierno matiza dichos de seremi y se alinea con proyecto

Aprovechando la visita de una delegación de autoridades regionales a Antofagasta para conocer en terreno el funcionamiento de una desalinizadora, desde el ejecutivo regional matizaron lo expresado por el seremi del MOP, Javier Sandoval, en cuanto a posibles impactos negativos en el medioambiente.
viernes 06 de mayo de 2022

Sumida la Región de Coquimbo en una profunda y larga sequía, que hoy evoluciona hacia un claro proceso de “aridización”, la lucha por encontrar nuevas fuentes de agua es un combate de todos los días, muy especialmente en las comunidades rurales. 

En ese sentido, la opción de las plantas desalinizadoras aparece como una alternativa cierta para entregar aquella agua que hoy requiere nuestra región, producto de la caída abrupta de las precipitaciones y la baja en los caudales.

Es así como, consultado en una entrevista con nuestro medio, el seremi de Obras Públicas, Javier Sandoval, se refirió a los proyectos de desaladoras que hoy se encuentran en estudio en la región, proceso que hasta el momento ha avanzado muy lentamente.

No obstante, su respuesta generó ruido entre diversos actores, al manifestar, por un lado, en que si bien, se está poniendo “énfasis” en impulsar estas iniciativas, también se está “dando importancia al tema medioambiental, pues hay actores que quizás no consideran mucho este aspecto (…) Y es que no es nuestra intención generar una crisis al lanzar la salmuera en lugares en donde el ecosistema no lo puede asimilar”, afirmó.

A su vez, agregó que, “el sector privado puede tener sus intereses, pero nuestra obligación es velar por la seguridad de la población”. 

Estas expresiones generaron incomodidad en varios actores públicos y privados que lo interpretaron como una señal más bien contraria, o a lo menos, condicionando la construcción de futuras plantas desalinizadoras, en momentos en que la región requiere de manera urgente encontrar nuevas fuentes hídricas y las desaladoras aparecen como la única opción real para ello.

Las palabras del seremi además, se conocieron el mismo día en que una delegación encabezada por el diputado Víctor Pino, el delegado presidencial Rubén Quezada, y diversas autoridades como alcaldes, concejales, consejeros regionales y miembros de organizaciones sociales y instituciones científicas como el Ceaza, viajaron rumbo a Antofagasta para conocer en terreno cómo funciona la planta desalinizadora que hoy abastece a cerca del 80% de los hogares de esa ciudad.

Perteneciente a la sanitaria Aguas Antofagasta, esta planta de osmosis inversa opera desde el año 2003, y tiene la capacidad de producir cerca de 1.000 litros por segundo, lo que permite suministrar agua a cerca de 100 mil casas, que corresponde a cerca de 400 mil personas.

Durante la estadía en la ciudad nortina, los miembros de la delegación pudieron conocer de cerca sus sistemas de procesamiento de agua, así como de tratamiento de sus “residuos” que, en este caso, corresponde a la salmuera, fuente de las reticencias de muchas personas que ven con cautela esta tecnología.

Al respecto, el diputado Víctor Pino, uno de los impulsores de esta gira, comentó que esta visita “nos dejó nuevas visiones, pues veníamos con algunas ideas preconcebidas con respecto a lo que era la desalación, algunos mitos quizás por llamarlo así, pero nos vamos muy contentos, por lograr apreciar la planta, apreciar sus procesos, y también el fruto de su trabajo. Tomamos agua de la misma fuente y pudimos darnos cuenta de la calidad del agua que ellos están entregando hoy en Antofagasta”.

Por su parte, el delegado presidencial Rubén Quezada, se mostró “gratamente sorprendido”, por el resultado de la gira, afirmando que “es clave explorar todas las alternativas y así nos los ha hecho saber nuestro Presidente Gabriel Boric en su visita a la región que tenemos que explorar la alternativa de las desaladoras, resguardando el compromiso que tenemos con el medio ambiente y la seguridad de las personas, y esta visita ha sido clave”, comentó.

En efecto, afirmó, la visita a esta planta “nos han permitido conocer el proceso de la desalación y de los resguardos que se toman, y resolver nuestras dudas respecto al impacto que esto tiene en el medio ambiente”.

Como parte de esa delegación también, el gerente de Aguas del Valle, Andrés Nazer, consideró “muy interesante” la visita a la planta, y más, cuando la empresa se prepara para ingresar su propio proyecto de desaladora al Sistema de Evaluación Ambiental en estos próximos días.

“El próximo lunes estamos presentando al SEA nuestro proyecto, una solución que está probada en muchas partes del mundo y también aquí en Chile, y que es la solución para poder resolver el consumo humano a futuro en nuestra región, que es una zona que se está aridizando”, afirmó Nazer.

Y subrayó que “ante esta solución ya probada, es muy importante que la autoridad conozca como opera, de manera de poder despejar mitos que existen respecto de este tipo de soluciones o infraestructuras”.

Y de ahí entonces que las palabras del seremi del MOP hayan resultado ser una mala y desagradable coincidencia con el viaje a Antofagasta para recorrer in situ una instalación de este tipo.

Tanto es así que mientras la delegación regional iba a rumbo al norte, aquí en La Serena, el seremi de Gobierno Fernando Viveros tuvo que salir a matizar las palabras del seremi, aclarando que “aquí no se cierra la puerta a las desaladoras”.

“Tal como el Presidente Boric nos pidió durante su visita, hoy día es una opción que nosotros como gobierno estamos estudiando. Lo que si obviamente, y enmarcado en la visita del delegado y de algunas autoridades a Antofagasta, no sólo para conocer la desaladora, también es para escuchar experiencias científicas y medioambientales respecto al impacto del proyecto en el medio ambiente”, señaló Viveros.

El seremi de Gobierno dijo que el fin del ejecutivo es, por lo tanto, impulsar soluciones que sean sustentables y sostenibles en el tiempo, “y las desaladoras son una opción real. Pero obviamente vamos a intentar mitigar todo lo que sea necesario para que el proyecto pueda avanzar de forma más armónica y segura”.

Viveros agregó que en este sentido, se requiere de una activa participación público-privada para garantizar el agua para el consumo humano, reiterando que estos proyectos, sí o sí, deben tener sustentabilidad ambiental.

“Eso es clave, así como la participación de las comunidades. Ese es el punto, y no es que se esté planteando cerrar la puerta a estos proyectos o descartándolos por razones dogmáticas. Lo que buscamos es evidencia científica potente para tomar la mejor decisión”, indicó.

Para otras autoridades, como aquellos alcaldes y consejeros regionales que participaron de la visita en Antofagasta, en cambio, hoy sólo hay una opción en este momento: avanzar y trabajar para buscar soluciones concretas ante la profunda crisis hídrica que vive la región.

Así, para al alcalde de Illapel, Denis Cortés,  la zona vive hoy una situación crítica y en el caso de su comuna, de los 34 APR existentes, 24 ya tienen dificultades para abastecer de agua a los vecinos.

“Por lo tanto, tenemos que buscar alternativas, y más que análisis o discrepancias entre autoridades lo que tenemos que hacer es ponernos a trabajar en conjunto, y las plantas desalinizadoras son una opción real y concreta, ya que el costo, la eficiencia y la tecnología se ha ido desarrollando en los últimos años”.

Es así como tras la visita a la planta de Aguas Antofagasta, para el edil de Illapel el poder contar con una infraestructura de este tipo en la región es perfectamente factible, pues ante los eventuales impactos en el medio ambiente, “hoy es posible mitigarlo, pues éste no se generaba más allá de 25 metros a la redonda”, indicó. 

Cortés insistió, sin embargo, en que el problema de fondo es no seguir perdiendo más tiempo. “No podemos seguir mirando o discutiendo entre nosotros. Esta tecnología está probada en España, en Israel, y en otros muchos lados. Yo creo que es necesario dejar atrás los análisis y las discrepancias y ponernos a trabajar. La Región de Coquimbo no tiene otra opción que contar con plantas desalinizadoras”.

En tanto, el alcalde de Canela, Bernardo Leyton, quien también fue parte de la gira al norte, expresó que dados los pronósticos emitidos por la comunidad científica para este año, no se observan gran cantidad de lluvias, por lo tanto, “debemos avanzar y trabajar entre todos para buscar soluciones al abastecimiento de agua para las personas”.

En ese sentido, dijo, la desalación de agua de mar no es algo extraño para él, pues en varias caletas de su comuna funcionan pequeñas plantas que abastecen de agua a sus habitantes, como es el caso de Huentelauquén Sur, Maitencillo o Puerto Oscuro.

Leyton aseveró que “entre las autoridades que estamos aquí, creo que hay bastante consenso en que una de las alternativas de abastecimiento son justamente las plantas desaladoras”, afirmó, a lo que añadió que “esto va a resultar en la medida en que todos, tanto los que tienen opiniones divergentes como quienes creemos que esta es la solución nos podamos poner de acuerdo. Pero sobre todo nos podamos poner de acuerdo en un tiempo lo más pronto posible”.

Consultado por El Día, el presidente de la Asociación Chilena de Desalinización, Carlos Foxley, descartó lo dicho por el seremi de Obras Públicas, en cuanto a que el tema medioambiental no sería “considerado” al momento de construir las desaladoras, manifestando que actualmente, no hay ninguna desaladora de tamaño mediano o grande, que no haya sido sometida al SEA”. Y ello dijo, a pesar de que no es obligación.

“Dentro del SEA una de las cosas primordiales que se analizan es cómo afectaría la succión de agua de mar a la biota existente, y se toman las precauciones para disminuir o mitigar ese efecto. Y de la misma manera se hace lo mismo con el vertimiento de la salmuera”, explica Foxley, utilizando, por ejemplo, difusores que mantienen relativamente homogénea la salinidad del área, con apenas pequeñas diferencias, que no superan el 5 o 10%.

Asimismo, explica, se incluyen estudios de corrientes marinas y de las formas de vida que habitan la zona en donde se va a emplazar la planta y se va a descargar la salmuera “y con eso se define como será el emisario que puede tener varios metros. Porque no se vierte la salmuera a orilla de mar, sino a 100, 200, 500 o hasta 700 metros”. A ello se agrega la elaboración de modelos matemáticos que tienen en cuenta éstos y otros datos para observar el comportamiento de la pluma de diseminación de la salmuera.

“Entonces tienes efectivamente en los alrededores algún cambio, en que la vida marina se aleja 10, 20 o 30 metros del lugar, y llega vida marina que no había y florece donde antes no existía. Pero el ecosistema se mantiene. Esto no tiene nada que ver con las zonas de sacrificio”, argumentó el vocero del gremio.

“De tal manera, y aunque no haya norma, la construcción se rige por la norma española y la australiana, que son dos de las más exigentes del mundo en este tema”, señala Foxley.

La desventaja para él, sin embargo, es la falta de información que existe en torno a las zonas costeras y sus características biológicas, lo que dificulta y retrasa la implementación de esta tecnología, profundizado la crítica situación del abastecimiento del agua.

“El primer llamado como Asociación Chilena de Desalinización a la autoridad es no esperar a que alguien quiera hacer un proyecto. Por ejemplo, sabemos que en algunas bahías de las regiones de Valparaíso y Coquimbo se necesitan desalinizadoras. ¿Por qué el Estado no parte de inmediato haciendo todas las mediciones de línea de base? Se van a demorar entre uno y dos años monitoreando la biota, las corrientes, la temperatura, etc., de manera de ir construyendo una línea base que luego, cuando cualquier proyecto de este tipo se quiera ingresar, no tenga que demorarse dos años en estos mismos estudios de forma privada, sino que esa información ya esté disponible para todos”.