En Rusia

Mujer muere luego de ser inyectada con químico para embalsamar cuerpos: Se sometía a cirugía menor

Una dosis de un potente químico para preservar cuerpos sin vida, se la quitó a una mujer que sólo quería sentirse plena, con la juventud que la caracterizaba, hasta que un error humano acabó con todo.
domingo 04 de diciembre de 2022

28 años es una edad en la que hombres y mujeres tienen muchos planes por delante. Para que nada interfiriera con eso, la joven rusa Ekaterina Fedyaeva fue al hospital a realizarse una cirugía menor, sin imaginar que sería embalsamada viva.

Era una mujer que se había casado hace poco tiempo. No obstante, los fuertes dolores abdominales interferían con su vida al punto de llevarla a investigar sobre su estado de salud.

Entre exámenes y diagnósticos se determinó que necesitaba pasar por el quirófano para dejar atrás las dolencias. Pero al ir en busca de ayuda profesional, nunca imaginó que algo que se perfilaba como una operación rutinaria se convertiría en tragedia.

En marzo pasado, Ekaterina Fedyaeva se preparó para ir al quirófano. Por fin podría librarse de los dolorosos quistes de ovarios que afectan la vida de entre el 10% y 18% de las mujeres en edad reproductiva, con factores de riesgo descritos por la Clínica Mayo.

Precisamente, la joven de 28 años se abocó a la Unidad Central de Salud Clínica, ubicada en Ulyanovsk, oeste de Rusia, para dejar al lado su historial médico.

El portal de noticias estadounidense, Univisión, citando al Departamento de Investigación Criminal (TESS), dio a conocer la noticia desde una nación que estaba distraída con el inicio de la invasión a Ucrania.

Pero Ekaterina libraba su propia batalla, sin saber que la perdería por una negligencia médica. En pocas semanas, un error garrafal, irónicamente con una cantidad no mayor de químico, la dejó sin posibilidad de luchar por estar mejor, tal como lo planeaba. En lugar de eso, prácticamente fue embalsamada viva.

 

Cuando Ekaterina Fedyaeva estaba en el quirófano, todo se salió de control. Después de extirparle los quistes en sus ovarios, un asistente médico inyectó, en lugar de solución salina, una dosis de formaldehído que se utiliza para preservar cuerpos y para embalsamarlos debido a sus propiedades desinfectantes, germicidas y fungicidas.

“El 15 de marzo, después de una operación quirúrgica planificada, una paciente fue inyectada por error por uno de los trabajadores médicos de la institución, lo que provocó un fuerte deterioro en su salud y hospitalización en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Clínico Regional Ulyanovsk”, informó el TESS.

Pronto salieron a la luz los detalles del trágico fin de Ekaterina. “Dos minutos después del descubrimiento del error, se realizó un lavado para eliminar la sustancia del cuerpo y se proporcionó la atención médica necesaria”, aseguró el Ministerio de Salud de Ulyanovsk.

Sin embargo, el químico siguió circulando por su torrente sanguíneo, lo que la dejó en una enorme agonía por más de tres semanas.

“Mamá, me estoy muriendo”, le dijo a su madre, quien conversó de lo ocurrido con la agencia de noticias RT. Sentía cerca el final, que en efecto llegó para ella el pasado 7 de abril.

 

Univisión citó al Centro para el Control de Enfermedades de EEUU, sobre los estragos que el químico para embalsamar causa en los cuerpos.

“La ingestión de apenas una onza (30 ml) de una solución con un 37% de formaldehído causa la muerte en un adulto”. No está claro cuánto recibió Ekaterina, pero lo cierto es que fue embalsamada viva. Sus órganos no resistieron la dosis.

“La ingestión (de formaldehído) puede causar daño corrosivo a la mucosa gastrointestinal, náuseas, vómitos, dolor, sangrado y perforación de los tejidos. Las lesiones corrosivas suelen ser más pronunciadas en la mucosa faríngea, la epiglotis y el esófago. Los efectos sistémicos incluyen (…) coma, dificultad respiratoria e insuficiencia renal”

 

En el ciberespacio se encuentran otros casos como el de la joven rusa que fue embalsamada viva. En Florida, EEUU, leightonlaw.com es una página de abogados querellantes contra lesiones serias, que describen algunos de los procedimientos negligentes más trágicos en el quirófano.

Entre la descripción de los letrados, hay ejemplos variados: operaciones sin comprobar el tipo de sangre del paciente, cirugías al lado equivocado de la cabeza, extirpación de órganos sanos, amputación de extremidades sanas y otras de mayor gravedad.

En esa última línea figura lo ocurrido a un fotógrafo galardonado. Se trató de Bob East, del Miami Herald, quien fue diagnosticado con cáncer de cornea en 1985.

Cuando fue al quirófano a extirparse el ojo afectado, un asistente médico llevó un químico similar al formaldehído, usado para preservar ojos para estudios científicos posteriores.

El frasco quedó cerca de donde se encontraba otro con líquido cefalorraquídeo (LCR), que le sería inyectado en su columna vertebral. El médico administró por error el contenido equivocado, causando en East una muerte cerebral y, posteriormente, su fallecimiento tras cinco días de agonía.

“La autopsia demostró que la solución había convertido sus órganos en piedra. La catástrofe dio lugar a cambios de política que exigen que no se introduzcan nunca viales sin marcar en un quirófano”, describe la referida página, como una especie de moraleja que, sin embargo, no es retroactiva en la vida de los afectados.