Cruz del Tercer Milenio: el mejor regalo que recibió Coquimbo

El ícono más emblemático de la comuna es sin duda el que, desde las alturas del cerro El Vigía, protege con su majestuosidad y su carácter religioso a su feligresía. Uno de los gestores del proyecto destaca la importancia del simbolismo católico de la obra, cada vez más vigente a 24 años de su apertura.
domingo 05 de mayo de 2024

El horizonte coquimbano no ha sido el mismo desde hace 24 años, cuando se levantó y se inauguró el majestuoso monumento que domina el Cerro El Vigía y desde donde se muestra imponente el símbolo del jubileo del año 2000, con el que se abría una nueva etapa religiosa: la Cruz del Tercer Milenio.

Quien fuera presidente de la Fundación Cruz del Tercer Milenio, y uno de los gestores del proyecto, el Padre Ramón Bravo, conversó desde Italia sobre la importancia que ha tenido el monumento en la vida de los coquimbanos y de los chilenos en general.

“Creo que para todos los bautizados, para todos los cristianos, la Cruz como símbolo tiene una dimensión muy grande en la vida de interioridad de cada hombre y mujer, porque nos recuerda la trascendencia, la muerte y sobre todo la resurrección del Señor. Para mí en lo personal es una obra magnífica, en la cual tuve el privilegio de ver nacer y crecer. Y gracias a la invitación que en esos años (1998) me hiciera el amigo alcalde de Coquimbo, Pedro Velásquez, cuando apenas era un sueño y una ilusión, empezamos a trabajar juntos, en el marco de la visita del Cardenal Jorge Medina a la Región de Coquimbo para dedicar la Basílica de Andacollo. En esa ocasión fui puente para que el alcalde se reuniera con el entonces Prefecto del Culto Divino y de la Disciplina de los Sacramentos y pudiera así darse vida a esta obra”, recuerda el sacerdote. 

Rememora que en ese momento no había nada, solo el Cerro El Vigía y un gran sueño. 

“Hicimos todos los pasos necesarios para que se fuera concretando y realizando el gran símbolo del Jubileo 2000. Hicimos las gestiones que fueron a nivel nacional e internacional para lograr levantar lo que hoy miles de chilenos pueden apreciar en sus visitas turísticas a la región, visitando una obra que da identidad a la ciudad de Coquimbo, a cristianos y no cristianos, porque la Cruz se alza en una colina que es un faro que ilumina toda la ciudad y que a través de la cruz se puede reflejar el nombre de Coquimbo, y se puede apreciar todo el esfuerzo que se hizo en su momento. Era impensable en esos momentos, pero se logró”, explica Bravo al repasar los esfuerzos que lograron levantar la obra.

Destacó que en esos primeros años, cuando todavía no era sacerdote, fue quien le pidió al alcalde Pedro Velásquez, autorizar convertir ese espacio, que era un aula, en una iglesia, porque una Cruz Monumental no se podía concebir sin una iglesia en su interior.

“Ese es el recinto que más tarde, apenas llegó el Arzobispo, fue quien autorizó con decreto que la iglesia fuera dedicada a San Juan Pablo II, que había sido uno de los colaboradores más importantes, siendo pontífice de Roma, que ayudó con varios gestos de cercanía al levantamiento del monumento”, relató. 

“Yo creo que es una satisfacción muy grande. Cómo no estar feliz, cuando ya se acerca este aniversario de Coquimbo, que además es el aniversario de la misma Cruz. Recuerdo como si fuera hoy que se suspendieron todos los actos oficiales para centrar toda la atención en la Cruz del Tercer Milenio, que fue inaugurada por el Presidente Ricardo Lagos. Es el mejor regalo que Coquimbo ha tenido en su historia”, explica sobre la jornada de aniversario del año 2000.

Símbolo y fe

El sacerdote resalta que la Cruz no solo es el ícono de la ciudad y de la región, sino que también del país, ya que fue elegida en una votación como símbolo del Bicentenario. 

“Es un monumento gigantesco, arquitectónicamente muy hermoso, muy significativo, representa la Santísima Trinidad. Turísticamente se ve desde todas partes, así que la gente va por admiración, por curiosidad y después encuentra cosas muy lindas, muy valiosas. Regalos muy importantes. Es un lindo museo”.

Destaca que en la parte religiosa le han sabido dar el valor que tiene el monumento, ya que cada vez más liturgias se han realizado en la Iglesia de La Cruz. 

“Creo que ha sido importante para los vecinos del sector, la gran cantidad de actividades que se hacen en favor de la vida religiosa. Hay varios Te Deum que se han realizado allí y que bueno que la Cruz tenga esa identidad de sector, de comuna, de corazón que se abre a sus ciudadanos del puerto. Creo yo que ha sido muy enriquecedora la experiencia, porque es una de las iglesias más lindas de Coquimbo”.

Conexión especial

Consultado sobre su conexión con la Cruz apunta que en estos últimos años ha sido mínima.

“Por casi cinco años no pude ir a Chile, sobre todo en momentos de la pandemia. Luego pude ir unos días y estuve pocos momentos conversando con el administrador municipal y con el alcalde. Fue muy agradable saber que va mucha gente, y eso me tiene muy contento. Yo me siento muy emocionado de visitar la Cruz, recordando a tantas personas que estuvieron 25 años atrás, en el proyecto del monumento y que ya no están con nosotros. Y fueron tantas las personas de buena voluntad que recuerdo en mis oraciones”.

Señaló la satisfacción de ver que la gente va al monumento para rezar, para cumplir una promesa, o para encender una vela, y que es algo muy hermoso.
“Que la Cruz siga siendo un signo de fe, me tiene muy feliz. La obra sigue, porque la obra es más trascendental que quienes pudimos dar un granito de arena”, puntualizó el religioso.